El informe “De las instituciones a las personas: cómo los estadounidenses buscan ahora a las figuras públicas en busca de noticias e información” recientemente realizado por Gallup/Knight, mostró que los estadounidenses sienten una profunda desconfianza hacia los medios de comunicación. De hecho creen que pretenden engañar o persuadir al público y no se preocupan por sus audiencias.
Pero lo interesante del informe es que muestra que hay una figura que está desplazando a los medios en lo que se refeire a confianza y credibilidad, ya que una gran mayoría de adultos estadounidenses (89%) afirma seguir al menos a una persona pública de Internet, no solo para obtener noticias sino también cualquier tipo de información. Estas personalidades, dice el informe, son aquellas que tienen una influencia pública, como por ejemplo, una celebrity, un periodista, un experto académico, un presentador de un programa, un influencer digital o un líder empresarial.
Este escenario pone de manifiesto algo, que si bien no es nuevo no todos están dispuestos a aceptarlo, y es que las cosas cambiaron y la conversación de las audiencias ya no se dan en los medios tradicionales. Como bien decía Manuel Castells, la batalla hoy es por la opinión pública que cada vez más está en la redes sociales y se informa a través de ellas.
Ante este panorama y en un mercado donde la competencia se da por la economía de la atención, hoy ya no alcanza con entretener a las audiencias hay retenerlas el mayor tiempo posible. Como dice Andy Stalman, “hoy solo existe la generación Netflix: la que consume dónde y cuándo quiere”.
Atención, credibilidad y tiempo, lo que otrora lograban las radios, noticieros y diarios y era un hábito mientras tomábamos un café; es de lo que hoy carecen porque ya no se trata únicamente de ganar la batalla por la atención de la opinión pública sino también su confianza.
Sin embargo, con este desafío por delante, no debemos olvidar algo clave, estos cambios en el consumo de medios a nivel macro son completamente distintos a nivel micro, es decir, que se esté dando a nivel global no implica que se de en todos lados de la misma manera. Pero aún así, toda crisis es oportunidad, y quizás este sea el punto de quiebre para que se hagan y cuenten mejores historias y así las audiencias se encontrarán con productos y plataformas pensados en ellos y para ellos.