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México cuenta con un extenso sistema de transporte público. En 2019, se estimó que más de 30 millones de personas utilizaban diariamente autobuses, metro y otros servicios.
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La Ciudad de México posee una de las redes de metro más grandes del mundo, con 12 líneas y más de 4 millones de usuarios diarios, según datos de 2020.
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El transporte público en México enfrenta desafíos ambientales. Aproximadamente el 90 por ciento de las emisiones de dióxido de nitrógeno en la Ciudad de México provienen del transporte.
El transporte público en México es un componente esencial de la movilidad urbana. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2019, más de 30 millones de personas en todo el país utilizaron servicios de transporte público diariamente. Este número refleja la dependencia significativa de la población en el transporte público para sus desplazamientos diarios, abarcando autobuses, sistemas de metro, y otros medios.
La Ciudad de México alberga una de las redes de metro más extensas del mundo. Según cifras de 2020, el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro cuenta con 12 líneas, 195 estaciones y transporta a más de 4 millones de pasajeros al día. Esta infraestructura masiva es fundamental para aliviar la congestión vehicular y facilitar la movilidad en la capital.
A pesar de su importancia, el transporte público en México enfrenta desafíos ambientales considerables. Un informe del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP) señala que aproximadamente el 90% de las emisiones de dióxido de nitrógeno en la Ciudad de México provienen del transporte, contribuyendo a problemas de calidad del aire. La expansión y mejora de sistemas de transporte público más sostenibles se perfilan como soluciones necesarias para abordar estos desafíos.
Ante los retos ambientales, ha habido esfuerzos significativos para invertir en sistemas de movilidad más sustentables. En 2019, el Gobierno de la Ciudad de México anunció inversiones considerables en la renovación y modernización de flotas de autobuses y la implementación de carriles exclusivos para transporte público. Estas iniciativas buscan no solo mejorar la eficiencia del transporte público sino también reducir la huella ambiental.
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en el transporte público. Según la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México, en 2020 se registró una disminución drástica en el número de usuarios de transporte público debido a las restricciones y el aumento del trabajo remoto. Esta situación ha planteado desafíos financieros y operativos para los sistemas de transporte público.
Sin embargo, el transporte público en México es un componente vital de la vida urbana, con millones de personas dependiendo de él diariamente. Sin embargo, los retos ambientales y la necesidad de modernización continúan siendo áreas clave de enfoque para mejorar la eficiencia y sostenibilidad del transporte público en el país.
Despedida con estilo: Última edición del boleto del metro CDMX
El adiós a los boletos de papel en la Línea Azul del Metro de la Ciudad de México marca un hito en la transición hacia la tecnología digital. Los usuarios, nostálgicos, forman filas para comprar los últimos boletos en ventanillas, conscientes de que el recuerdo de ese pedazo de papel amarillo quedará grabado en su memoria colectiva.
La escena refleja una dualidad generacional en la adaptación a las nuevas tecnologías. Mientras algunos se aferran a la tradición del boleto físico, una gran mayoría ya ha adoptado el uso de tarjetas electrónicas. La transición hacia lo digital no solo implica conveniencia, sino también una medida de modernización que se alinea con las tendencias tecnológicas contemporáneas.
En las pocas ventanillas que aún dispensan boletos, la fila simboliza el fin de una era. Los usuarios, conscientes de los retos que puede presentar la tecnología para algunos grupos, expresan su preocupación por los adultos mayores que podrían enfrentar dificultades al adaptarse al nuevo sistema. Este aspecto resalta la importancia de considerar la inclusión y accesibilidad al implementar cambios tecnológicos en servicios públicos.
El testimonio del universitario que ya ha abandonado el uso de boletos físicos refleja cómo las nuevas generaciones adoptan rápidamente las formas más eficientes y tecnológicas de interactuar con los servicios de transporte. La preferencia por las tarjetas electrónicas no solo es una cuestión de practicidad, sino también de una mentalidad que abraza las innovaciones digitales.
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