Durante el recién sitio mortal en Sydney, Man Haron Monis hizo dos demandas: una audiencia con el primer ministro de Australia Tony Abbott, y que una bandera de IS le fuera dada. Así que a pesar del debate sobre si el ‘Sydney Siege’ fue un acto de terrorismo o de locura, lo que seguramente se demostró fue el poder de la marca.
En cuanto comparar las organizaciones terroristas a las marcas puede parecer trivial, lo mismo nos permite diseccionar y comprender los elementos y principios de organización que les hacen ser quienes son. Eso también puede mostrar la forma por la cual esos grupos se conectan a sus seguidores y simpatizantes, permitiendo su existencia y crecimiento; especialmente en la era de los medios sociales.
Esta no es una idea nueva; el libro ‘Branding Terror’ pone un amplio catálogo de marcas de terror. En su introducción el co-autor del libro, Artur Beifuss, postula que “Los grupos terroristas no son diferentes de otras organizaciones en el uso de la marca para promover sus ideas y para distinguirse de grupos que comparten objetivos similares.” Las marcas, como la moneda universal del capitalismo de hoy en día, no necesitan visas para cruzar fronteras, sino la capacidad de comunicarse. Del mismo modo, las organizaciones terroristas se utilizan de los medios y mensajes para promover sus ideas y crecimiento.
El grupo conocido como el Estado Islámico de Irak y al-Sham (ISIS) eficazmente construyo a su marca. Comenzó como al-Qaeda en Irak, luego se transformó en el Estado Islámico en Irak, se trasladó a ISIS, y, en su más reciente iteración, que ahora se llama el Estado Islámico (IS). Como dice Beifuss en su libro “nombre, lema, códigos de vestimenta de un grupo y el logotipo son también manifestaciones muy importantes de su identidad”, y el hecho de que ISIS ha cambiado su nombre una vez más habla a esta idea.
A medida que más y más personas de todo el mundo se unen a IS, suprimir el atractivo de esa y otras marcas terroristas es otra forma de combatir al terror. En lugar de añadir nuevos o existentes valores a la marca del terror – como George W Bush hizo con su discurso “eje del mal” – un método más efectivo seria comoditizar a esos grupos, desnudándoles de todos sus ‘branded assets’.
Una reciente iniciativa de ‘de-branding’ vino de prominentes musulmanes en el Reino Unido, peticionando al primer ministro David Cameron a llamar ISIS de UIS – el Estado No Islámico. El objetivo era distinguir ISIS de musulmanes pacíficos y dejar claro que sus pretensiones de legitimidad son falsas. Otro ejemplo más eficaz es el uso del término “Foreign Terrorist Organisation (FTO)”, según lo señalado oficialmente por el secretario de Estado norteamericano, al referirse públicamente a una organización terrorista específica; transformando grupos específicos en comoditos que no se diferencian uno de los otros.
El terrorismo no es una fuente dela violencia humana, sino simplemente una de sus inflexiones.La ignorancia, la injusticia y contrastes sociales también contribuyen hacia el odio y la agresión. Pero, el hecho de mataren aras de filosóficamente hacer justicia es uno que se necesita una gran cantidad de adoctrinamiento.
Al desnudar la proposición del terror de sus valores, narrativas, símbolos y embajadores (es decir mártires), la misma se convierte en mucho menos atractiva. Aunque la educación y la política exterior son cruciales al combatir al terrorismo, tácticas y estrategias de marketing tienen el poder de comoditizar a las marcas de terror, evitando que más individuos sean seducidos a consumir de esas ideologías mortales.