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47 millones de personas perdieron su trabajo durante la pandemia en Latinoamérica y el Caribe.
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Siete de cada 10 jóvenes tienen dificultades para integrarse a algún trabajo formal.
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Según la Cepal, sería hasta dentro de una década cuando la situación comenzaría a recuperarse.
El trabajo de muchas personas se vio invariablemente afectado por la pandemia de COVID-19. En el mejor de los casos, muchos tuvieron que ir a encerrarse a sus casas para hacer “home office”, en el peor, perdieron su empleo y ahora se encuentran en la difícil posición de tener que conseguir uno nuevo, en un panorama que no parece nada alentador. El desempleo en jóvenes ha crecido particularmente y si eres mujer, mucho peor. Así lo revela un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), donde se asegura que la participación económica de jóvenes disminuyó un 8.7% este año en esta región. Quienes no tienen la posibilidad de hace “home office”, lo tienen más difícil y aquí se incluye a las mujeres, quienes lamentablemente tienen casi toda la carga de trabajo en el hogar.
“La crisis sanitaria en el empleo afectó sobre todo a los grupos vulnerables, profundizando la desigualdad en el mercado laboral”, explicaron Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal y Vinícius Pinheiro, Director Regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al presentar la edición 23 del informe “Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe. La dinámica laboral en una crisis de características inéditas: desafíos de política”. “Las mujeres han sido más afectadas por la pérdida de empleo y la caída en la participación laboral. Una mirada estratégica debe vincular el desarrollo sostenible con la creación de empleo”, agregaron.
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Según el documento, fueron 47 millones de personas las que perdieron su trabajo durante la pandemia en esta región del planeta. Además de las mujeres y los jóvenes, son los inmigrantes y las personas con bajos niveles educativos, los más afectados. Entre los 15 y 24 años, el impacto es considerable, específicamente tomando en cuenta que entre esas edades se integran por primera vez al mercado laboral. En dicho periodo de edad, la caída en el empleo fue de 7.8%, en comparación con el segundo trimestre de 2019 y para mayores de 25 cayó un 7.3%.
Por otro lado, una encuesta realizada por Manpower y Junior Achievement Americas, reveló datos similares en México. Alrededor de siete de cada 10 jóvenes, entre 18 y 29 años, tienen dificultades para integrarse a algún trabajo formal. El estudio titulado “Escasez de Oportunidades Laborales para los Jóvenes”, reveló que son las regiones norte, valle y centro del país, las que tienen mayores índices de problemas para encontrar trabajo, con un 84%, 82% y 81%, respectivamente. El sureste presenta un índice de 70%, el más bajo. Entre las razones citadas por los jóvenes para esta situación, consideran la falta de experiencia, no hablar otro idioma y carecer de conocimientos técnicos.
Según la Cepal, sería hasta dentro de una década cuando la situación comenzaría a recuperarse a niveles similares a los que había antes de la pandemia. Explican que si la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) de la región fuera de 3% por año, se alcanzaría el PIB de 2019 para 2023. Sin embargo, con la tasa promedio de los últimos 10 años, de 1.8%, tendríamos que llegar al 2025 y con la de 0.4% del último sexenio, sería hasta después de la próxima década.