Mucho se ha hablado en los últimos años acerca de los temas de desarrollo sostenible y desarrollo sustentable. Incluso se emplean de manera intercambiable los términos y hay gran confusión al respecto.
Desarrollo sustentable consiste en el crecimiento autogestionable de un proyecto, mientras que el sostenible consiste en aquel que es respetuoso con los medios necesarios para su generación.
La proliferación de éste tipo de empresas ha ganado inercia en los últimos diez años, generando una tendencia en el consumidor; el cual no necesariamente comprende qué es lo que está apoyando. Una empresa sustentable o sostenible, no necesariamente es mejor para el medio ambiente ya que existe una paradoja ineludible con los proyectos ecológicamente amigables que ha sido difícil de analizar.
Por ejemplo; es tendencia en la actualidad, realizar una gran cantidad de acabados que en el pasado habrían sido hechos de madera, realizarlos ahora a partir de bambú. Ello debido a que el bambú crece muy rápida y fácilmente. Se le considera un recurso renovable en poco tiempo y por tanto, más amigable con el planeta que la madera. El problema radica en que varios agricultores, sobre todo en China, han comenzado a sustituir la crianza de árboles por la de bambú debido a la demanda, lo que al final termina matando más árboles.
Otro ejemplo son los sistemas paperless, los cuales mencionan que entre menos papel se emplee es mejor para el medio ambiente, dado el hecho de que entre menos papel se emplee, menos árboles se emplearán para su procesos. Sin embargo, muchas hectáreas en países como Canadá, son sembradas con el objeto de obtener papel; sin el incentivo de la venta de este producto, dejaran de sembrarse árboles, por lo cual habrá menos árboles.
Es una paradoja económica que cuenta con pocas aristas de resolución en el futuro cercano. Es necesario localizar y cuantificar los incentivos económicos adecuados ´para establecer un balance entre los recursos a ser empleados y la renovación de los mismos.