• La dueña de Sharp, Foxconn, es también una de las principales aliadas de manufactura de marcas como Apple

• De acuerdo con muchos expertos, los cubrebocas no son una forma adecuada de protegerse ante el coronavirus

• Tienen más efecto tomar precauciones como el correcto lavado de manos y evitar el contacto directo con otras personas

ACTUALIZACIÓN: Se cambia el título SEO, porque lo que menos se quiere hacer es atender el desabasto de coronavirus

Si hay algo que se puede decir del coronavirus con toda certeza, es que está provocando que el público y las compañías pierdan la cabeza. En México hay menos de 10 infectados, todos ellos en observación hospitalaria, pero ya hay desabasto y alza de precios en cubrebocas, gel antibacterial y desinfectante. Las empresas están mandando “kits de supervivencia” a todos los colaboradores en cuarentena. Y la gente busca cualquier información desesperadamente.

Muchas de estas consecuencias surgen de la falta de datos veraces sobre el coronavirus. De acuerdo con El Financiero, muchas personas creen (erróneamente) que la ingesta o aplicación del ajo podría ser una cura para la enfermedad. De acuerdo con OK Diario, es incorrecto que el patógeno se transmita por objetos, por lo que es seguro recibir paquetes desde China. Y en datos de El Universal, no es cierto que se tenía un previo conocimiento sobre el padecimiento.

De cualquier forma, toda la información sobre esta infección (tanto la falsa como la verdadera) está generando un ataque de pánico entre todo el mundo. En este sentido, casi todo el público ha empezado a tomar medidas extremas, muchas de ellas ineficaces, presuntamente para protegerse del coronavirus. Entre ellas, la compra y uso masivo de cubrebocas. Un fenómeno que ha provocado el desabasto de este suministro, necesario para muchas otras actividades.

Una fábrica de TVs, al rescate por el coronavirus

La situación de desabasto de tapabocas es tan grave, que algunas marcas están decidiéndose a hacer algo al respecto. De acuerdo con AP, la compañía japonesa Sharp decidió convertir una de sus plantas de producción en un sitio de manufactura para cubrebocas. Lo que llama la atención de esta determinación es que las instalaciones en cuestión son usualmente usadas para el ensamblaje de televisiones. Se espera que la idea se ponga en marcha a final del mes.

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Sharp, propiedad de Foxconn, espera empezar a producir unas 150 mil mascarillas quirúrgicas al día cuando termine las adecuaciones de su planta. Pero el objetivo es alcanzar medio millón de productos diarios, para hacer frente al desabasto por el coronavirus. Se decidió que se iba a utilizar esta planta de TVs porque, por lo general, los electrónicos se ensamblan en entornos libres de microorganismos. Por lo mismo, son ideales para la manufactura de cubrebocas.

¿Hay más que pueda hacer la industria de tecnología?

Con la excepción de Sharp, la mayor parte de las compañías en el sector han reaccionado, más que actuado, ante la situación del coronavirus. La cervecera Corona, por la similitud de su  nombre con el patógeno, está en medio de un manejo intenso de crisis de marca. Por su parte, empresas como Twitter han empezado a cancelar su participación en eventos no-cruciales de sus marcas. Otras más, al estilo Prudence, usan la conversación para hablar de otros temas.

Sin embargo, Sharp acaba de dar un muy buen precedente para la lucha del coronavirus. Por supuesto, no es como que haya una intención completamente auténtica y libre de cualquier recompensa económica detrás de esta determinación. Por el contrario, ante el desabasto de los cubrebocas, es muy probable que sea bastante redituable saltar a esta tendencia. Pero es también un ejemplo del rol más activo que se puede tomar durante esta crisis de salud global.

Basta y sobra que las marcas de cualquier industria se apeguen a las recomendaciones de las instituciones líderes de salud. Pero también sería bueno que tomaran un papel más activo en la lucha contra esta enfermedad. En especial ahora que se demostró que no debe ser un acto de caridad, sino que puede ser una decisión económica estratégica. Claro, quedará en cada una de las marcas decidir cómo podrían apoyar a paliar los efectos negativos del coronavirus.