Si bien la realidad virtual, la realidad aumentada y la tecnología holográfica aún no han logrado desplazar a la realidad física, en las últimas décadas los avances en estas tecnologías han facilitado no sólo la “vuelta a la vida” de grandes íconos de la cultura pop como Tupac o Michael Jakson, sino también la creación de ídolos virtuales como Hatsune Miku o Gorillaz, pero… ¿podría suceder lo mismo en el terreno deportivo?
La pregunta anterior se deriva de un “curioso” correo electrónico que recibí durante la semana pasada con propósito del próximo lanzamiento de FIFA 18. La peculiaridad de dicho correo se debía a 2 situaciones: 1) el remitente no era Electronic Arts (la compañía detrás del popular videojuego) o alguna de las tiendas especializadas en videojuegos, sino Adidas; y 2) la elección de portavoz realizada por la marca germana.
Evidentemente al ser Cristiano Ronaldo (principal embajador de marca de Nike) la nueva imagen de FIFA, no resulta extraño que la firma teutona haya optado por excluirlo de su envió; sin embargo, lo que sí ha resultado un tanto sorpresivo es la elección realizada para suplir al portugués, pues no optaron por Lionel Messi, Paul Pogba o cualquier otro de sus embajadores “reales”, sino que se decantaron por utilizar a un futbolista virtual… Alex Hunter.
Un hecho tan exquisitamente simple llamó mi atención por todo lo que implica, pero particularmente por todo lo que puede llegar a implicar a futuro, pues quienes estamos inmersos en el mundo del marketing deportivo sabemos la presión que las grandes marcas deportivas ejercen sobre los atletas para lograr un acuerdo de patrocinio. Después de todo, la industria del calzado deportivo tiene un valor global que ronda los 82 mil 100 millones de dólares y se espera sobrepase los 85 mil millones para 2023, todo esto de acuerdo con Statista.
Cierto, quizás la popularidad de Alex Hunter no rebase la de Cristiano Ronaldo o Lionel Messi (por lo menos no en el futuro próximo), sin embargo, el “inglés” tiene dos grandes ventajas sobre los 2 citados futbolistas (y sobre cualquier otro). Por un lado Hunter puede jugar en el equipo de la Premier League que mejor le parezca (adaptándose así a los gustos de cualquier fanático), y por el otro, su carrera puede extenderse por tanto tiempo como le plazca a la gente de EA Sports, siempre y cuando sepan manejarlo, claro está.
Y quienes crean que un personaje virtual jamás podrá contar con la misma popularidad que un jugador real es porque nunca ha salido a la calle, pues puedo asegurarles que Mario, Link o Sonic han vendido más playeras que Messi o Ronaldo juntos.
Por si fuera poco, no creo que el contrato de patrocinio que Adidas ostenta con Alex Hunter haya tenido un coste similar del que implicaría firmar a Cristiano Ronaldo, aunque seguramente su precio irá variando según la aceptación que el personaje logre desarrollar “a lo largo de su carrera”.
Cuando en 2002 acudí al cine a ver la película titulada “S1MØNE”, protagonizada por Al Pacino y Rachel Roberts, su premisa me pareció por demás absurda y risible, pues proponía la creación de una súper estrella a través de un programa informático y realidad virtual. Hoy, a 15 años del lanzamiento de dicha película no puedo evitar preguntarme si será posible que en un futuro no muy lejano todos los ídolos (incluidos los deportivos) puedan ser creados por una computadora.
Sea como sea, la idea de un futbolista virtual resulta interesante y sólo resta ver cómo evoluciona y se adapta a uno de los mercados más demandantes.