Entregar al consumidor aquello que se promete en las etiquetas, empaques y estrategias de publicidad es fundamental para mantener saludable la cadena de valor. Aunque esta es una premisa fundamental, la realidad es que algunas marcas han decidido omitir el pequeño gran detalle, cuando menos en la categoría de atún envasado.
EL ejemplo ahora viene de la mano de algunas marcas de atún enlatado que a decir de un estudio firmado por la Facultad de Estudios Superiores (FES) plantel Cuautitlán, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), contienen carne de delfín.
A estas conclusiones se llegaron luego de que la mencionada casa de estudios realizara un análisis con base en la extracción u purificaron del ADN y de reacciones en Cadena de la Polimerasa (PCR por sus siglas en inglés).
De esta manera, los ingenieros en alimentos detrás de este estudio determinaron que tres de las 15 muestras que formaron parte de la investigación contenían restos de carne de delfín.
EL objetivo del mencionado análisis era determinar si el atún comercializado contenía alguna otra especie de pescado o carne en su compuesto.
Todos pierden
Lo encontrado por esta investigación, se traduce en un juego en el que todos pierden. En primera instancia, y como indican los propios investigadores, la existencia de carne de delfín en ciertas latas de atún se trata de un fraude alimentario debido a que los restos de delfín no corresponden al atún comercializado.
“Aunque la ingesta de delfín no representa un riesgo para la salud, la adición fraudulenta de sustancias que no son auténticas y el engaño al consumidor son inaceptables”, sentenció Karla Vanessa Hernández Herbert, una de las investigadoras detrás de este análisis.
A esto debe sumarse que los delfines son una especie sujeta a protección especial de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana 059, por lo que su caza para consumo se traduce en una violación a esta norma así como en una afectación importante al medio ambiente.
Aunque no se dieron a conocer las marcas de las muestras identificadas con restos de delfín, los investigadores de la FES Cuautitlán advirtieron que este que calificaron como “fraude alimentario” además de afectar al consumidor, perjudica a los productos honestos.
Entre soya y pescado
Lo cierto es que esta no es la única investigación que ha alertado sobre componentes extraños y ajenos al etiquetado que muestran las latas de atún de distintas marcas.
Durante el año pasado, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) dio a conocer que luego de investigar 57 presentaciones de atún envasado encontró que 18 presentaciones de atún, de diez marcas diferentes, contenían desde el 1 por ciento y hasta el 62 por ciento de soya “sin que se precise al consumidor la cantidad de la misma”.
El caso más representativo, en aquel entonces fue el de atún alerta amarilla con proteína de soya en agua y aceite de la marca Aurrera, el contenía entre entre 30 y 62 por ciento de soya, lo que llevo a la dependencia a determinar que en este caso “el consumidor no está adquiriendo atún, sino soya con atún”.