Ya mucho se ha hablado del “Caso Carmen Aristegui” y el impacto que ha causado. Sobre todo en las expresiones del público inconforme que se refleja en el medio más usado para defender una causa en común: el Internet.

El record que se rompe en la plataforma Change.org en México es el tema de la reportera, donde en menos de una semana de haber salido la primer convocatoria en el portal, se había logrado reunir más de 185 mil firmas. (Hasta el momento en que escribo esto, ya van 198 mil 358 firmas). Esta petición, de acuerdo al director de campañas en México de Change.org, se abrió horas después de que MVS publicara su desplegado para rechazar la vinculación de la empresa de Joaquín Vargas con MexicoLeaks, interpretado por mucha gente como una primera acción para silenciar a la reportera.

Pero después de esto, ya hay más de 60 peticiones con diferentes fines: piden que se recontrate a los reporteros despedidos, otra que se abra un nuevo noticiero de la reportera en otra estación y otra más, que de cierta manera me espanta un poco, se pide que se lance como presidenta para el 2018 a Aristegui, la cual ya lleva 33 mil 739 firmas. En mi muy particular punto de vista, este tipo de petición toma rumbo al relajo más que a la conciencia social o a defender la libertad de expresión. Cada quien su punto de vista y ese riesgo se corre.

Facebook, y muchos portales informativos y de opinión, sirven también como medio de transmisión y réplica del gran descontento causado por el problema entre MVS y la periodista.

En Facebook, por ejemplo, ya hay perfiles especialmente formados para defender la posición de Aristegui y no faltan los políticos que aprovechan esta “ventana” para mostrarse como acérrimos defensores de la libertad de expresión. De acuerdo a su conveniencia, por supuesto.

En Twitter, miles de tweets aparecen apoyando a la reportera y se arman campañas especiales, como en la que se pide el apoyo donde personajes famosos muestran su solidaridad con la causa y claman por un espacio al aire para Aristegui.

Se protesta por la libertad de expresión. Se muestra el poder que está otorgando el Internet a cualquier persona que quiera decir lo que piensa.

La gente tiene el poder de comunicar con libertad gracias a la tecnología.

Sucesos que ocurren y las reacciones frente a ellos. El público ya no se queda solamente con lo que dice el presentador del noticiero. Investiga en otras fuentes, se alimenta de lo que otros opinan, se ve influenciado por ello y busca influenciar en otras personas.

Que la gente se entere que la noticia del despido de Aristegui se ha replicado en medios de otras partes del mundo le da un valor diferente. Y esto se replica una y otra vez. La penetración es enorme.

De acuerdo a un artículo de Rubén Vázquez en el portal forbes.com.mx y que se refiere a un estudio de ComScore, México está en el primer lugar en penetración de las redes sociales.

El uso del social media tiene un alcance del 98.2 de los usuarios de internet en México, mientras que el promedio es del 95.8 y son los millenials los que tienen el uso más intensivo en estas redes. Y algo muy importante que menciona Vázquez: “…México no sólo está por encima del promedio de uso de las redes sociales, sino que además tiene el crecimiento de páginas de fans en Facebook, más alto de la región. Esto representa un área de oportunidad para las empresas, pues las audiencias realmente están interesadas en los medios sociales”.

Esto por el lado económico para marcas, productos y servicios con fines comerciales es importante, pero el lado social está explotando de manera similar a esos fines, y probablemente en mayor medida. ¿Y quién está participando? Ya lo vimos, los jóvenes, que son los actuales y próximos consumidores, usuarios y tomadores de decisión. ¿Qué emocionante, no?

EL “Boom” de las redes y el empoderamiento de la gente en la transmisión de información está aquí para quedarse. Ya veremos cómo se transforma al corto plazo. En unos cuantos años ya vimos como hemos pasado del “Todos somos Marcos”, al “Je Suis Charlie” hasta el “Je Suis Carmen” y el #AristeguiSeQueda.

Espero que todo este movimiento crezca como un árbol fuerte y grande y no como un Frankenstein sin control.