La guerra tiene implicaciones dolorosísimas en diversos sectores y esferas, a todos niveles y obviamente el deporte, no está al margen. Tanto deportistas rusos como ucranianos han sido sacudidos por la coyuntura y se han expresado en consecuencia; lo mismo ha sucedido con instituciones que han expresado su condena a la guerra y sus deseos de paz.
Elina Svitola venció a la rusa Anastasia Potapova en un juego de tenis en Monterrey, encuentro que por obvias razones llamó la atención de medios y público en general.
Andrey Rublev, tenista ruso, al concluir su partido semifinal en el Dubai Duty Free Tennis Championships, se dirigió a la cámara de televisión, escribió: “No a la guerra”.
El pugilista Oleksandr Usyk, medallista olímpico, manifestó permanecer en territorio ucraniano defendiendo a su país al lado de su familia.
Roman Yaremchuk, futbolista ucraniano del Benfica, rompió en llanto al entrar de cambio y ser ovacionado especialmente por los aficionados, en franca muestra de apoyo a su natal Ucrania.
Vasyl Lomachenko, boxeador multicampeón y medallista olímpico se ha alistado en el ejército para defender a su país.
El tenista Sergiy Stakhovsky quien llegó a estar dentro del top 35 mundial, ha manifestado alistarse en las reservas del ejército de su país.
Vasyl Kravets, futbolista fichado por el Sporting de Gijón, expresó sus deseos de volver a Ucrania para defender a su comunidad de la invasión, a pesar de no saber manejar armas y tener un contrato vigente de trabajo que cumplir en España.
Dolorosamente no todo ha quedado en declaraciones y posicionamientos. La guerra ha cobrado ya la vida de deportistas: los futbolistas Vitalii Sapylo y Dmytro Martynenko y el biatleta Yevhen Malyshev. Este último se encontraba realizando su servicio militar, mientras los dos primeros fueron víctimas de los ataques sufridos en territorio ucraniano.
El deporte, en sus diferentes disciplinas resulta un bálsamo de alivio en momentos de dolor y tristeza, sin embargo, durante la guerra, nada, ni el deporte mismo, puede atemperar el sufrimiento y la tristeza que las armas provocan. Por todo lo importante y por el deporte mismo, que la guerra termine cuanto antes.