En realidad esta regla debería aplicar en la vida diaria, esta ocasión el texto estará dirigido a las empresas que ofrecen algún producto o servicio y no toman en cuenta lo que dicen con lo que hacen, causando sentimientos de confusión y descontento respecto al tema, migrando sus gustos a marcas que tal vez no tengan renombre pero al menos ellas siempre les dicen la verdad.
Mentir al consumidor podría generarle a los negocios una crisis de confianza, que consiste en el notorio abandono de la audiencia, afectando principalmente a la estrategia de marketing que se está realizando en ese momento, sin mencionar que los resultados económicos también se verán seriamente perjudicados.
Aunque muchos empresarios no lo crean, los consumidores piden a gritos que las marcas sean mucho más cuidadosas con lo que dicen y hacen, y sobre todo, con lo que prometen, a menos que los cambios tengan una explicación razonable para ellos, en caso de realizar cambios se debe de decir desde un principio, así podrán hacerlos partícipes de todos los procesos ligados.
Datos revelados por trendwatching, explican que una de las causas porque los consumidores latinoamericanos están demandando honestidad de parte de las marcas, es por que hasta el momento se encuentran decepcionados de los negocios que algunas ocasiones resultan nada claros combirtiendose en instituciones corruptas.
En conclusión, las promesas o acciones que las grandes corporaciones dicen pero no llevan a cabo funcionan para atraer la atención del cliente, pero la mayoría de las ocasiones no son reales causando efectos contraproducentes, por lo tanto, se deben estudiar de forma profunda lo que se quiere hacer y lo factible que llegan a ser las promesas.