En un debate presidencial los preparativos para celebrarlo con éxito pasan por el tipo de tomas que se harán, los temas que serán abordados, quiénes serán los moderadores, el tipo de vestuario que luzca mejor y la decisión de atacar o no.
Lo cierto es que en un país como el de los Estados Unidos, una de las cunas de la democracia, un evento de esta naturaleza no se imagina sin una estrategia y sin un duro entrenamiento previo. Es en una palabra, la presentación formal en sociedad
Pese a los que pudiera pensarse, este primer debate, si tuvo un plan y cada asesor dibujó el desempeño de su dirigidos buscando evidenciar las debilidades de uno y otro. Este debate fue lo más parecido a una pelea de box con un mal réferi.
Las claves del primero de los tres debates presidenciales fueron las siguientes:
Donald Trump se propuso sembrar el caos y lo logró para evadir los temas que le afectarían con fuerza. El pago de sus impuestos, la mala gestión del Covid, la caída de la economía y la falta de un plan de salud ante su obstinación por acabar con el Obamacare.
Joe Biden tenía como premisa central ubicar a Trump como un mal gobernante, insensible, promotor de la polarización y como un hombre que miente. Lo anterior lo dijo pero le faltó contundencia.
Trump repitió hasta la saciedad que Biden es un hombre de izquierda, aliado de las ideas de Bernie Sanders, conocido por sus pensamientos socialistas y que solo busca cerrar la economía.
Los temas delicados que se ventilaron fueron la fecha de la vacuna para el Covid, tema que ya no es científico sino político, el papel de China como culpable de la pandemia y de la guerra comercial así como el insensible ataque a la prensa a la cual Trump llama mentirosa.
Biden creó bien el frame de que Trump solo se dedica a jugar a Golf y a huir de su bunker cuando las manifestaciones provocadas por la muerte de George Floy lo asediaban. No aprovechó al máximo el tema del no pago de impuestos de Trump.
El desempeño del experimentado periodista, Chris Wallace, puede catalogarse como malo dado que no impuso el orden y el protocolo que el debate requería. El control lo llevó Trump interrumpiendo cada vez que se lo proponía. Las reglas preestablecidas nunca fueron respetadas.
Ahora lee:
- Consumidora denuncia que Zara engaña en sus rebajas
- Walmart tiene un nuevo enemigo: Mark Zuckerberg
- Este libro te ayuda a vender todo el tiempo
En el análisis general surge la pregunta de que sí será necesaria la realización de los otros dos debates dado el caos y la agresividad de este primer encuentro que tuvo un bajísimo nivel comunicacional.
El peor debate presidencial de la historia pudiera quedar como registro de esto que fue lo más parecido a un reality show.
La palabra que mejor describe a una democracia en nuestros días es conversación y eso fue lo que no hubo en este debate. Un diálogo de altura que hizo recordar a otros famosos debates de los años: 1960, 1980, 1992 y el del 2000.
Se debate para constrastar ideas, presentar programas futuros y no para denostar y descalificar al oponente.
Hay una frase que me gusta repetir y que escuché en la película The American President, estelarizada por Michael Douglas… *Para gobernar se requiere de gente seria*.
Nos encontraremos más adelante.