Dicen que el hombre es el único ser vivo que tropieza dos meses con la misma piedra. Y para muestra: en julio de 2012 compré una membresía vacacional en un hotel de gran turismo en Cancún, el Great Parnassus, el cual nos había gustado mucho, sobre todo por su serie de amenidades, tanto para adultos como para pequeños. El plan vacacional consistía en una bolsa de 60 semanas, que se podían ir utilizando a discreción en los siguientes 30 años. Además, había un convenio con RCI, con el fin de poder disfrutar de otros hoteles y destinos en México y el mundo.
Así que desde ese año empezamos a viajar de esta forma, pero solo habremos ido a Cancún en unas tres o cuatro ocasiones, y también, utilizamos las semanas depositadas en RCI -firma de intercambio vacacional- para viajar a otros destinos, como Los Cabos, Mazatlán, Acapulco y otros más.
Sin embargo, en 2018, en una visita de trabajo que realicé a Cancún, me di cuenta de que el hotel donde teníamos la membresía había cambiado de nombre. Ya no era más Great Parnassus y ahora se llamaba Seadust Cancún, lo que despertó mis alarmas. En ese momento quise entrar al hotel a preguntar, pero los vigilantes no me lo permitieron.
Al llegar de ese viaje hablé por teléfono a dicho hotel y me dijeron que la empresa había cambiado de administración y que las membresías del Great Parnassus ya no estaban vigentes con la nueva dirección. Sin embargo, la empresa conservaba otro hotel, más hacia el centro de la ciudad, de menor nivel, llamado Golden Parnassus, pero es de esos hoteles que son solo para adultos, lo cual no nos funciona a quienes viajamos con hijos.
Llamé a RCI y en ese entonces me dijeron que dicho hotel seguía como socio, mientras mi membresía estuviera vigente no debía preocuparme, pues siempre se podrían depositar las semanas; ante ello me recomendaron pagar la membresía y así lo hice, renovándola hasta que llegó la pandemia de Covid-19 y dejamos de salir y de usarla.
Cuál sería mi sorpresa cuando, en la tercera semana de julio, llegó un nuevo correo de RCI para decirme que Parnassus ya no era más su socio y que, por tanto, mi membresía estaba cancelada: “Tu membresía RCI ha expirado. Te invitamos a suscribirte al programa ‘Welcome Back’ para que continúes disfrutando de descuentos en cientos de destinos para tus vacaciones”.
Llamé por teléfono y lo anterior era cierto, claro, pagando una respectiva cuota en dólares, lo que me permitiría tener una bolsa de ocho semanas para usarlas a discreción en los siguientes tres años. En realidad, considero que RCI debería hacer más que solo ofrecer un ‘parche’ para este penoso asunto del Great Parnassus, que hasta donde supe la propiedad está en pleito legal. Aunque sé que RCI no es responsable de la mala acción del hotel para con sus asociados, sí podría ofrecer otra solución en solidaridad con los defraudados.
Cuento todo este drama porque es muy importante no caer en engaños, lo cual es muy fácil cuando uno anda de vacaciones, ya que uno anda con la guardia baja por lo regular. Así que si va a comprar algún paquete de este tipo, debería hacerlo con una marca reconocida de cadena de hoteles, esas que todos conocemos, una que no desaparezca el día de mañana.
Pero no aprendí la primera vez…
Lo peor de todo es que yo no aprendí la primera vez, así es. No sé si alguna vez ha escuchado de una supuesta agencia de viajes de nombre rimbombante “World Travel Elite”, pero es la peor del universo, además de que no está listada en el Registro Nacional de Turismo de la Secretaría de Turismo ni ante la Asociación Mexicana de Agencias de Viajes (AMAV).
La dichosa World Travel Elite, además de que nunca ayuda en nada, engaña al cliente desde el primer minuto. Se venden como lo que no son ni serán, como una agencia que consigue paquetes de viajes a los mejores precios. Lo acepto, yo caí en el garlito una vez más (al más puro estilo de Kate del Castillo), pero al día siguiente cobré conciencia, quise cancelar y el dueño, un colombiano de nombre Andrés Beltrán, no quiso devolverme el importe pagado, a pesar de que por ley uno tiene cinco días hábiles para cancelar este tipo de contratos.
Eso fue hace dos años, y a la fecha, no hemos podido hacer uso ni una sola vez de sus servicios, porque además de que se tardan mucho en atender las solicitudes, siempre lo hacen a un evidente sobrecosto.
¿La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco)? Bien, gracias, no ha ayudado en nada hasta el momento. Ya lo intenté antes, pero como nunca me doy por vencido, ahora el reclamo tendrá que ser bajo otras vías legales que me propuso un amigo abogado, por fraude y abuso de confianza. A ver si así sí hacen caso. Al tiempo.
Lo cierto es que tanto la Profeco como la Procuraduría Social del Gobierno de la Ciudad de México son dos elefantes blancos que es necesario analizar.
Comprender mejor a los pacientes
Utilizar datos del mundo real para mejorar los resultados médicos y comprender mejor a los pacientes en el ámbito de la salud es fundamental. Axios International ha desarrollado el programa “Real World Insights” (RWI) para extraer aprendizajes de las iniciativas de acceso a la atención médica implementadas en más de 100 países y mejorar sus programas existentes para ofrecer mejores beneficios a los pacientes.
A decir de Roshel Jayasundera, socia directora de Axios International, el programa RWI se enfoca en comprender el recorrido del paciente desde el diagnóstico hasta después del tratamiento, con el fin de identificar los factores críticos que afectan los resultados de salud y garantizar que estos conocimientos se utilicen para mejorar la prestación de atención médica y, de esta manera, apoyar a los pacientes necesitados en mercados emergentes.
Al centrarse en el acceso a la atención médica fuera del hospital o centro de salud, Axios International ha aprendido en estos 25 años de vida que el tipo de intervención durante el seguimiento puede influir en la capacidad del paciente para continuar con el tratamiento. Los datos del programa RWI han demostrado que una llamada telefónica con un toque personalizado mejora la adherencia al tratamiento en comparación con los seguimientos solo digitales.
Además, los conocimientos del mundo real centrados en el acceso pueden ayudar a identificar las necesidades no satisfechas de las poblaciones de pacientes, y así, facilitar la toma de decisiones basada en evidencia por parte de todas las partes involucradas en el proceso de tratamiento.
Para concluir, en última instancia, RWI ayuda a ofrecer información innovadora sobre la evolución de la enfermedad, el tratamiento, las percepciones, los resultados y los costos de los pacientes para lograr mejores resultados de salud.
La salud renal, en Sala de Urgencias
La situación de la salud renal en México no mejora, a pesar de que la Enfermedad Renal Crónica (ERC) figura entre las 10 principales causas de muerte. Se estima que al menos 200 mil pacientes requieren terapia de sustitución a través de hemodiálisis, diálisis peritoneal o trasplante. Sí, leyó bien, 200 mil pacientes.
Hoy en día, la adjudicación de contratos para la administración de hemodiálisis a pacientes del IMSS se realiza mediante licitaciones públicas en las que se otorgan “partidas” completas de sesiones a un solo proveedor o grupo de proveedores en participación conjunta. Esto excluye la posibilidad de proveeduría simultánea, lo cual está previsto en la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público (LAASSP).
En estas licitaciones, solo se considera la “capacidad” en términos de número de máquinas disponibles y el “precio bajo”, sin tener en cuenta en absoluto la calidad de la atención, los resultados de las unidades ni la preferencia o percepción de los pacientes. Por supuesto, esto ha propiciado el crecimiento de monopolios y desincentiva la competencia e inversión en el área.
En dicho escenario, es posible que un “proveedor nuevo” sin experiencia pueda ofrecer un precio más bajo y ser adjudicado con el tratamiento de una población de pacientes que ya recibían un tratamiento de calidad. Esto lleva a que los pacientes sean reubicados en otra clínica sin garantía de recibir un tratamiento de igual calidad.
La autoridad parece no reconocer que si se abriera la competencia con una evaluación de calidad, aumentaría el acceso al tratamiento mediante la participación de más proveedores, y sobre todo, se tomaría en cuenta la voz más importante en este proceso: la del paciente.
Por tanto, es fundamental actuar para permitir y garantizar al paciente la libre elección de su tratamiento con base en la prescripción médica, la calidad de los servicios y la comodidad, sin poner en riesgo su condición y su vida. Se deben activar todos los mecanismos y actores involucrados en este proceso para lograr una atención médica más equitativa y centrada en el paciente.
¿Quién es la UNAM para hacer recomendaciones?
“Son unos cretinos los de la @UNAM_MX. Espero que las autoridades sanitarias ya paren las ocurrencias”, espetó Gerardo Fernández Noroña, aspirante a la candidatura presidencial de los partidos afines a la 4T, en respuesta a las recomendaciones sobre Covid-19 que hizo el Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“¿Quién es la UNAM para andar haciendo recomendaciones?”, dijo este ex legislador, quien terminó su pobre alocución, carente de lógica y argumentos, diciendo que “los cubrebocas no paran ni un pedo”, con lo cual exhibió su poca formación académica y estructura mental al borde del delirio.
En ocasiones la ignorancia de algunos políticos es tal que es necesario recordarles que la “Máxima Casa de Estudios” es una institución académica donde se hace más del 50% de la investigación en todo el país, y por supuesto, que tiene autoridad para hacer esta y otras recomendaciones en muchas áreas del conocimiento, como política, ciencia, derecho, administración, economía y salud entre muchas más.
Solo para dar un ejemplo: en 2023, la UNAM tiene a 5,986 académicos en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI); del total de artículos científicos publicados por académicos mexicanos, 25% corresponden a investigadores de la UNAM. En el Subsistema de Investigación Científica hay 24 institutos, siete centros y cinco programas. En 2022 se publicaron 4,864 artículos especializados publicados en revistas nacionales e internacionales arbitradas. En el Subsistema de Humanidades existen 11 institutos, siete centros y ocho programas; además, en 2022 la institución publicó 553 libros y 1,377 capítulos de libros publicados en 2022.
Noroña, mejor calla boca…
El Botiquín