La leyenda llamada JoaquĆn āel Chapoā GuzmĆ”n se pelea el primer puesto entre los narcotraficantes mĆ”s famosos del mundo, junto al tambiĆ©n cĆ©lebre Pablo Escobar. Ambos son dos interesantes casos en los que algunos sectores de la sociedad hacen a un lado las atrocidades cometidas por estos delincuentes, para erigirlos como antihĆ©roes de la nación que supieron salirse con la suya (claro, hasta antes de que terminara su criminal historia).
Es fĆ”cil que alrededor de estas figuras mundialmente reconocidas se haga presente el factor mercadotecnia. En MĆ©xico, la fama y exposición ganada por JoaquĆn GuzmĆ”n Loera comenzó a ser capitalizada por su hija Alejandra GuzmĆ”n (no confundir con la cantante), cuyo espĆritu emprendedor (y, para muchos, lleno de cinismo) la llevó a hacer negocio con la marca en la que se convirtió su padre. AsĆ, lanzó a la venta una colección de ropa inspirada en Ć©l.
La marca āEl Chapo 701ā fue presentada en un importante evento del sector moda ocurrido en Guadalajara. El sufijo 701 obedece a que ese puesto llegó a ocupar el traficante entre los hombres mĆ”s ricos del mundo de una lista publicada por Forbes.
Quienes han seguido de cerca las noticias de las peripecias del Chapo (múltiples aprehensiones y fugas) saben que los habitantes de Badiraguato, Sinaloa, su tierra natal, adoran la figura del capo, pues supuestamente apoyó siempre el desarrollo de este pueblo.
Ante el mito que se gestó alrededor del que fuera el delincuente mĆ”s buscado y que ahora vivirĆ” el resto de sus dĆas en una prisión de mĆ”xima seguridad estadounidense, es difĆcil luchar por cambiar la percepción que muchos tienen del Chapo GuzmĆ”n.
La mala, muy mala reputación de alguien que ha asesinado, corrompido y pisoteado a quien se le pusiera enfrente, se puede hacer a un lado cuando a Ć©ste se le considera como un lĆder astuto que supo burlar a las autoridades por varias dĆ©cadas. No hay campaƱa negativa que pueda contrarrestar esa idea de admiración que las correrĆas del delincuente y los aƱos ayudaron a forjar.
La marca āEl Chapo 701ā no ha sido el Ćŗnico producto de la mercadotecnia en la historia del mencionado criminal: hace algunos aƱos la moda entre los amantes de la narcocultura fue una gorra con la leyenda āKing Chapoā, que comenzó a venderse sobre todo en la región de Sinaloa, asĆ como en el barrio de Tepito, en Ciudad de MĆ©xico.Ā
Otras marcas que se atreve a lucrar con la imagen del peligroso narco de Sinaloa es la de ropa āEl Chapo’s Filipino Mexican Food Cartelā, asĆ como āEl Chapo JNSā, ambas con registros en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial.
De esta manera, cuando una persona tan letal y astuta como el Chapo no sólo representa la impunidad surgida de los mĆ”s altos niveles del gobierno (lo que inicia por el Ejecutivo y altos funcionarios nacionales y extranjeros) sino que tambiĆ©n se le aprecia como un hĆ©roe, es difĆcil que las sociedades (entre ellas especialmente los jóvenes) distingan entre lo bueno y lo malo. Es ingenuo pensar que esto no tendrĆ” consecuencias. (Tripsitter.com)
Basta echar un vistazo al sitio web de āEl Chapo 701ā y cómo describe al capo mexicano: valiente, carismĆ”tico, de honor, palabra y respeto, ācon una solución y salidas siempre listas frente a cualquier reto”. De esa manera se exponen las āvirtudesā del exlĆder del CĆ”rtel de Sinaloa para explicar la inspiración de la lĆnea.
El apego que buena parte de la sociedad ha construido alrededor del Chapo es absolutamente nocivo para preservar el tejido social, lo que implica no normalizar la violencia, los asesinatos, los secuestros y la corrupción. Aquello es un ejemplo de que el marketing también puede ser utilizado en la creación de una percepción positiva de uno de los grandes criminales de los últimos tiempos.