Nadie en nuestra industria ha podido escapar de la euforia que se ha generado los últimos meses en torno a la Inteligencia Artificial (I.A.). Acompañando muy de cerca esta ola, está también el deseo desmedido de brincar rápidamente sobre la tendencia y “hacer algo” con esta herramienta.
Lo interesante también es ver como en nuestra industria, muchos parecen desconocer que I.A. ha permeado nuestras vidas por años (wearables, chatbots, recomendaciones de productos en plataformas, alertas de cámaras de seguridad, sugerencias de playlists, categorización de spam en email, etc.) y, que los usos de herramientas como ChatGPT tienen grandes limitantes.
En marketing, puntualmente, se desató esta visión de que todos los artes, copies, diseños, fotografías, producciones, voces en off y demás, podrían realizarse con I.A. Hoy existen muchas herramientas que nos permiten explorar y sí ocupar esta tecnología para materializar las cosas y tener un buen resultado final. El avance ha sido brutal, pero es en lo fino en donde debemos saber reconocer espejismos.
El resultado final que hoy obtenemos de I.A. no es un trabajo terminado. Es una herramienta que ayuda a acortar plazos, pero lo interesante es justo eso, hacerlo más eficiente. Para que suceda, el pensamiento crítico y la creatividad juegan un rol crucial. Toda Inteligencia Artificial necesita una instrucción (o un prompt) y la construcción de éste es algo que combina un set importante de habilidades y conocimiento que necesitamos nutrir cada vez más.
Es el pensamiento crítico y el conocimiento de algo, lo que nos ayuda a poder darle simpleza a un tema complejo. Es esa complejidad simplificada el motor real del uso de I.A. y la potencialización de la herramienta. Así, la siguiente década no será una donde el software por sí mismo nos dará la ventaja en los mercados; el que generará la mejor campaña, o la única palanca de reducción de costos de producción. La capacidad de comunicar lo complejo de forma simple y concisa será (como siempre lo ha sido en nuestra industria) el as bajo la manga.
