Actualmente, la marca de ropa y accesorios Valfre se comercializa en más de 28 países, al tiempo que sus redes sociales presentan seguidores por miles; dentro de sus seguidoras de la firma, suenan nombres como el de Jessica Alba, Emma Roberths, Bella Thorn, entre otras.
Sin embargo para construir una marca de éxito, la ilustradora mexicana Ilse Valfre, pasó por una serie de eventualidades que le permitieron construir una compañía y que sin tener muy presentes diversos recursos de la mercadotecnia, logró el reconocimiento internacional.
De acuerdo con un reporte de la BBC, cuando Ilse tenía 22 años inició un blog en el subía los dibujos que realizaba con el objetivo de construir un negocio en torno a sus ilustraciones; Valfre se desempeñaba como educadora de menores de edad.
Pese a que su plan sobana en extremo arriesgado, la diseñadora optó por regresar a vivir con sus padres para poder ahorrar dinero. “Dibujaba mujeres vestidas con ropa que yo no podía pagar y las compartía en mi blog” detalló Valfre al medio británico.
De igual forma indicó que todos los días posteaba al menos dos veces en su blog, al principi juntaba cinco o seis seguidores después de cada publición, con el paso del tiempo, la constancia generó frutos y la cantidad de usuarios aumentó significativamente.
El punto de inflexión.
La emprendedora descubrió que sus diseños fueron copiados y utilizados en prendas que se ofertaban por e-commerce en China. “En ese momento me di cuenta que había un mercado y me motivó a crear mi propio producto”, detalló la ilustradora.
Fue entonces cuando decidió producir su propia línea de camisetas y bolsos, lo que le permitió lanzar su marca durante 2013. En la actualidad, sus mercancías se venden en tiendas como Urban Outfitters, Nordstrom, entre otras, su comercialización genera millones de dólares en ingresos.
De igual forma, Ilse Valfre reconoció que uno de sus mejores aliados para la creación, expansión y consolidación de su marca fue Instagram, red en la que le siguen más de 700 mil usuarios. “Cuando decidí lanzar mi marca tenía 25 mil seguidores. Ellos estaban muy comprometidos con mi trabajo. Mis estampados se venían en menos de una hora”.
A su vez, en los momentos de dificultad, la ilustradora mexicana encontró los recursos para poder solventarlos. Durante 2011, Valfre empezó a vender sus productos en un lugar de Estados Unidos denominado Big Cartel; sin embargo, como los envíos desde México no eran confiables, por lo que tuvo que llevar ella misma la mercancía desde Tijuana a San Diego.
Tiempo después conocería a su esposo, quien también funge como director ejecutivo de la compañía, quien por aquel entonces era un emprendedor en el mundo de las startups. Al ver el potencial de la marca, ayudó a Ilse a la elaboración de un plan de negocio así como a encontrar potenciales inversores.
2014 sería un año clave para la empresa, ya que en ese año llegaría el producto que se convertiría en uno de los emblemas de la firma. Una funda de teléfono hecho con silicona 3D les permitió entrar en el mercado asiático.
Bajo el nombre de “100 por ciento lágrimas de chicos” y con forma de una caja de leche, el producto se hizo viral. “Había muchas chicas, especialmente en Corea y Japón, que les gustaba la funda y que se tomaban selfies con ellas. Nos abrió el mercado asiático”.
A pesar de que la marca se encuentra en fase de crecimiento, no todo es miel sobre hojuelas, hace un año enfrentó legalmente a las empresas de ropa Rue 21 y Forever 21 por una supuesta vulneración del derecho de autor.
Sin darse cuenta al cien por ciento; Ilse Valfre siguió una meta en la que se valió de diversos recursos de mercadotecnia, desde la frecuencia del uso en redes sociales, mantener el interés de los mismos (engagement), arriesgarse al encontrar un área de oportunidad, elaborar un plan de negocios, no comprometer la calidad bajo ningún motivo, valerse el e-commerce e incluso posicionar un producto emblema.
Esta serie de factores lograron que Valfre se posicione como una marca en un segmento sumamente competido en el que logró abrirse paso con trabajo, enteder al mercado e incluso un poco de suerte. Una muestra más de que una buena estrategia puede llevar a una empresa, no importa su tamaño, al éxito.