México, un año más está ganando varios leones en Cannes. Eso es un hecho.
Debemos reconocer que no es fácil ganar en un festival donde se inscriben miles de piezas y solo algunas son reconocidas por los jurados internacionales que se convocan.
Sin embargo, debemos reflexionar sobre la cantidad de premios que se traen versus la cantidad que deberíamos traer.
En proporción sabemos que estamos muy lejos del número que nos corresponde. Hay países que son una tercera parte de México y nos compiten o superan en reconocimientos. Esto nos debe poner un objetivo claro, superarlos.
A mi modo de ver las cosas, el volumen esperado podría venir por dos lados, el primero y obvio es elevando el nivel de lo cotidiano, el día a día que significa un volumen de trabajo inmenso nos permitiría tener muchas más oportunidades de inscripciones.
Y la segunda es, involucrar mucho más a los clientes en el trabajo creativo y los festivales. Me parece un reto a resolver el cómo logramos que los clientes pretendan que nuestro trabajo los ponga a ellos también en el podio. Lo vi en Argentina en su momento, en donde agencias y clientes celebraban los premios como un equipo, donde los mismos clientes competían entre si para ver quién era más “creativo” con sus piezas y claramente esto generaba un mayor grado de exigencia para con las agencias, las cuales no solo debían crear genialidades para cumplir con sus propios egos sino porque el cliente les exigía cada vez más nivel. En ese momento se creó un nuevo standard, la búsqueda de la mejor creatividad que lograría crear mejor vínculo con la marca por parte del consumidor, mas ventas, agencias más competitivas y clientes que incluían en sus CV’s las campañas y los premios logrados durante su gestión.
Subamos al barco creativo a los clientes, pongamos a México en donde le corresponde.