Conforme nuestra vida digital depende cada vez mÔs de aparatos como el smartphone, la tablet y una laptop, surge la necesidad de estar conectado 24 x 7 y esa conexión constante provoca una dependencia del medio y a su vez ha abierto espacios para el posicionamiento de nuestros productos y servicios. Sin embargo, tal como agua y aceite, parece ser que el viaje en avión y la electrónica no combinan. en parte por el fantasma de la interferencia electromagnética y en parte por otros problemas de seguridad.
Todos los aƱos un poco mĆ”s de 3 000 millones de personas viajan en avión, de las cuales unos 650 millones lo hacen en aprox. 9,000 vuelos en los EE.UU. En cada uno de estos vuelos, se pide apagar todos los aparatos electrónicos antes y durante el despegue o aterrizaje. La razón desde hace aƱos, fue la posibilidad de un corto elĆ©ctrico que provocara fuego en la eventualidad de un accidente en los momentos crĆticos del vuelo, hoy es el miedo a la interferencia con los sistemas de navegación del avión.
Pese a estas precauciones, es posible utilizar una mĆ”quina rasuradora o una grabadora de audio, aĆŗn durante el aterrizaje y despegue, de acuerdo con las reglas de la administración de la aviación federal en EE.UU. Desde un punto de vista tĆ©cnico, un motor de rasuradora es capaz de provocar mĆ”s interferencia que una iPad. La razón del miedo, es la interferencia electromagnĆ©tica que podrĆa interactuar daƱinamente con los sistemas avionicos.
Hace tiempo, en Europa, se determinó que la mayorĆa de los sistemas electrónicos emiten esta interferencia en frecuencias a las cuales los aviones no operan y que estĆ”n diseƱados para no hacerlo. Incluso los sistemas de entretenimiento en vuelo, utilizan la misma tecnologĆa que podrĆa tener un sistema hogareƱo, sin embargo es certificado para garantizar que no hay interferencia posible y aĆŗn se le restringe durante el aterrizaje y despegue. Algunas aerolĆneas aprovechan este espacio para publicitar productos o mostrar con una cĆ”mara una toma del despegue.
Toda la discusión de si hay o no interferencia, podrĆa avanzar si como se ha mencionado la FAA acepta cambiar la polĆtica y se permita sólo poner los equipos en modo de avión. Conforme nos acercamos a la popularización del cómputo vestible (si asi se puede traducir el wearable computer), serĆ” necesario revisar estas polĆticas. Particularmente, los dispositivos inteligentes como los Google Glasses o los textiles inteligentes, deberĆ”n ser compatibles para operar en los aviones.
El nĆŗmero de tablets se espera que crezca en proporciones no vistas, principalmente debido a la disminución de precio. Esto nos lleva a repensar si serĆ”n compatibles con los aviones. TambiĆ©n invita a pensar si el avión deber ser incompatible con todo dispositivo electrónico no propio, como el paradigma de diseƱo de la insenstividad inherente sugiere. AsĆ, el avión y sus sistemas, serĆ”n capaces de escuchar pero no necesitarĆ”n interactuar con otros dispositivos, escuchan pero no contestan. Pese a estos avances, no se prevĆ© que se pueda usar el telĆ©fono celular a bordo.
” No te desconectes ! (sólo hasta alcanzar los 10,000 pies)