Comprender la función que tiene una marca en la vida de los consumidores determina el peso de las ejecuciones que llevan a cabo, como una apuesta que pone en un relieve la actuación del consumidor ya no como simples espectadores de las marcas, sino como un mercado capaz de definir el éxito de una marca a partir de la comunicación en redes sociales, como principal motivo.
Esto ha dado origen a que el mercado defina la reputación de su imagen y calidad organizativa, como factores que determinan el desempeño de estas compañías con la finalidad de lograr mayor impacto en el desarrollo de sus actividades, ya que se enfrentan a un consumidor con el poder de indagar a una marca más allá de su publicidad pautada en medios como la televisión o internet, pues puede consultar comentarios en sitios web, tendencias que exhiben a la marca en redes sociales o compararla con otros productos a través de videos elaborados en YouTube.
Cifras de Trinity Mirror y Ipsos Mori descubrieron que dentro de mercados como el británico, el 69 por ciento desconfiaba de la publicidad, mientras que un 43 por ciento dijo confiar en ella menos de lo que solían hacerlo y un 42 por ciento aseguró no confiar en las marcas.
Esto nos da paso a hablar de Uber y la pérdida de entre 20 y 30 mil millones de dólares en el valor de su compañía, debido al pésimo gobierno corporativo con el que cuenta.
El estimado fue hecho por Scott Galloway, autor de The Four: The Hidden DNA of Amazon, Apple, Facebook, and Google.
A esta cifra se suma la mala reputación que ha precedido a la compañía en México, donde enfrenta toda una serie de delitos, con serias implicaciones para los pasajeros que hacen uso del transporte privado.
Sumado a ello, el estudio Disruptive Transportation: The Adoption, Utilization, and Impacts of Ride-Hailing in the United States descubrió que el tráfico aumenta con servicios como el ofrecido por Uber, debido al número de personas que lo demandan, al sustituirlo por trayectos a pie o a bordo de transporte público como el metro.