La ciudad de Nueva York es una de los destinos más importantes a nivel internacional, con un valor de marca representativo a la experiencia que ofrece como destino y al conjunto de experiencias con que cuenta en el mercado de medios, turístico, bienes raíces, el rango es amplio.
Ejemplo de esto ocurre con el estimado de PwC en el que se habla de sus ingresos a nivel internacional, como los que estimaron ingresos por 19.7 mil millones de dólares en 2014, superando a ciudades como Tokio, Londres, Seúl y Hong Kong.
En medio de este contexto surge un hecho que llama aún más la atención, los costos que están dejando para la ciudad tener entre sus residentes al nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
If Liberals Triggered So Easy, by #TrumpCup, Like see their faces on election night, when they saw this NYC, #HowToAvoidPoliticsAtDinner pic.twitter.com/Y4qEqlL1ne
— Immigrants☆4☆Trump (@immigrant4trump) 23 de noviembre de 2016
El magnate, quien opera una red de real state muy importante en esa ciudad, vive en la Trump Tower, uno de los edificios más cuidados y que está costando a la ciudad más de un millón de dólares diarios, según un estimado proyectado por CNN.
El dato toma relevancia cuando se observa que la seguridad se extiende a su esposa e hijos, aunado a su declaración en la que afirmó estar interesado en poder pasar la mayor parte de su tiempo como presidente en la ciudad y en lugar de la Casa Blanca, lo que tendría un impacto en la ciudad al convertirla como nuevo epicentro político de un país con el mayor valor de marca nación en el mundo.
Las ciudades en las que operan los mandatarios generalmente son las capitales de los países y lugares representativos para identificar una nación, de ahí la importancia de estrategias de marketing urbano, con el objetivo de convertir esta experiencia de habitar estos lugares en una oportunidad que ayude a la comunicación y la generación de identidad.
