Regresar a las actividades normales es sin duda una de las preocupaciones que atañe tanto a las empresas como a los consumidores. Todos los actores sociales anhelan el término de la pandemia y Bill Gates parece haber dado una respuesta contundente al respecto.
En buena medida esto tiene que ver con las afectaciones económicas que se desprenden de las medidas de confinamiento, las cuales han impactado por igual al rendimiento de las empresas como al bolsillo del consumidor.
Impacto a esenciales y no esenciales
Para muestra basta un botón. En un reciente reporte, Oxfam México ha calculado que alrededor de 3 millones de empresas de sectores no esenciales se verían potencialmente afectadas en el corto plazo a consecuencia de la caída en la actividad económica.
El impacto no es menor, si consideramos que en el país, estas compañías generan cerca de 1.2 mil millones de pesos al año, lo que les permite emplear a cerca de 28 millones de personas, cifra que corresponde con el 47 por ciento de la Población Económicamente Activa, de acuerdo con cálculos realizados por Oxfam México con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Esta tendencia se verá replicada, aunque en menor medida, dentro de los sectores considerados como esenciales, fenómeno que de manera lógica afectará la capacidad de generar empleos entres estas unidades económicas.
Un reciente reporte firmado por Fitch Ratings, indica que como consecuencia de las restricciones implementadas para detener el avance de la pandemia, la actividad económica mundial sufrirá una contracción de 1.9 por ciento durante este año, a lo que se sumara la caída del PIB a razón de 20 por ciento cada semana en las naciones que se han visto obligadas a hacer cuarentena.
Con esto en mente, el escenario pinta para que el mundo alcance niveles de desocupación máximos e históricos, con pérdidas que se calculan hasta en 15 por ciento de la fuerza laboral en comparación con lo registrado durante el cuarto trimestre de 2019.
¿Cuándo terminará la epidemia?
Con estas cifras de antesala, resultan evidentes las razones por las que se busca con urgencia regresar a la normalidad.
Algunos mercados con un avance de la pandemia más adelantado han comenzado a recuperar sus actividades de manera paulatina, mientras que en mercados menos maduros en el avance de la enfermedad, como el caso de México, aún resta poco más de un mes para que esto suceda.
En días pasados, el subsecretario de salud, Hugo López-Gatell anunció que, por recomendaciones científicas, se extendería la Jornada de Sana Distancia. A raíz del todavía alto nivel de transmisión de COVID-19 en el territorio mexicano, se extenderá la suspensión de clase y la recomendación de actividades económicas hasta el 30 de mayo. Es decir, las personas tendrán que quedarse al menos un mes más en casa para su protección.
Lo cierto es que para superar la epidemia este mes no bastará. Cuando menos así lo ha expresado Bill Gates, fundador de Microsoft, quien esta semana ha dado a conocer un pronóstico de cuando el mundo se librará del COVID-19.
En una entrevista concedida al diario francés, Le Figaro, el empresario indicó que la sociedad necesitará de uno a dos año para superar por completo los efectos del virus.
A decir de Gates, en una primera etapa de recuperación será necesario construir sistemas de actividades que permitan eliminar los riesgos de un nuevo brote.
Adicional, sería necesario que con sistemas de prueba y monitoreo los gobierno identifiquen los puntos críticos de contagio para mantenerlos bajo control.
Por último destacó que el estilo de vida promedio cambiará de manera irreparable guiado por el miedo de las personas por no contraer la enfermedad.
En la opinión de Bill Gates, el camino para el retorno a la vida normal será el desarrollo de métodos de tratamiento efectivos o de una vacuna.