¿Es correcto que el packaging –empaque– de un medicamento sea absolutamente racional y frío? ¿Los enfermos no son merecedores de una imagen alentadora? ¿Los consumidores de bajos recursos merecen siempre acceder a productos cuya imagen sea básica y carente de calidad? ¿Hasta dónde dicho target requiere de tales códigos para su entendimiento y adquisición? ¿El packaging puede dignificar? ¿Está en sus objetivos? El empaque que muchas veces es considerado un simple portador de mensajes funcionales, se descubre, en este caso, como un elemento capaz de emitir mensajes segregadores, fríos y contradictorios. ¿Las causas? El miedo al cambio por parte del fabricante, estrategias de marketing basadas en segmentaciones extremas, estereotipos actitudinales que distan de ser reales, etc.
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