Por Luis Miguel Martínez
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Tradicionalmente, la representación de objetos físicos en sistemas electrónicos como la TV o la computadora se realiza en dos dimensiones, es decir, en un dibujo se representan proyecciones o planos del objeto a representar. Las tecnologías de tres dimensiones o 3D están transformando nuestra relación con estos objetos. Particularmente, el cine en 3D y la televisión en 3D son opciones atractivas para ciertas audiencias -como los adolescentes. Aunque otras propuestas como la impresión en 3D están tomando auge.
El cine 3D se basa en el efecto estereoscopio por el cual se acentúa la percepción de la profundidad. Se utilizan sistemas ópticos o complejos sistemas de cómputo para registrar en la cinta dos perspectivas de una toma. Aunque estas películas han sido presentadas como novedosas, la llamada era de las películas en 3D surgió en los años cincuenta. Particularmente, los críticos de las tecnologías 3D hablan de que con 2D o dos dimensiones el cerebro recompone las tres dimensiones de forma tal que la idea de profunidad es calculada por el cerebro.
De esta forma, hoy se ha convertido en un buen punto de marketing para las nuevas películas. En México, Cinemex y Cinepolis llegan a cobrar hasta 2.5 veces más por ver la película en formato 3D, mientras que en EE.UU. se cobra un promedio de 1.3 veces más.
La televisión en 3D aún está en pañales, pese a que en Consumer Electronics Show y en NAB Show se han mostrado grandes avances de estas tecnologías, la producción en 3D no ha alcanzado los niveles deseados. Las empresas Samsung y LG lideran el mercado en México con receptores capaces de desplegar 3D -normalmente de bluray 3D. A finales de 2010 Televisa transmitió por primera vez un partido de futbol en 3D utilizando tecnologías de Sony.
Sin embargo, uno de los retos más importantes de la ingeniería ha sido la impresión en 3D, cuya popularidad ha crecido por la facilidad con la que se crean partes o repuestos que permiten que muchos sistemas sigan funcionando. Por otra parte, el llamado prototipado rápido, ha beneficiado a la arquitectura, diseño e ingeniería con el desarrollo de prototipos volumétricos que permiten verificar el diseño de piezas. Las impresoras producidas por Cubify, permiten a partir de un modelo en 3D virtual crear piezas que se van formando a partir de “imprimir” con plástico derretido, aunque otros sistemas utilizan resinas de ingeniería, y hasta azúcar, este sistema parece confiable y de bajo costo (la impresora más simple cuesta alrededor de $1,300 USD.
El mundo en 3D parece tener un atractivo que no convence a los más exigentes, aunque si ayuda a los diseñadores de ingeniería, de espacios o de objetos a lograr volumenes que les permiten comunicarse con otras personas que estén involucradas en el diseño de sistemas. Por otro lado, al igual que la TV y el cine, un grupo de consumidores está adquiriendo objetos tridimensionales y equipos para realizarlos. Tal vez, las propuestas como la de ShapeShot Booth y MakerBot para escanear la forma de tu cabeza y reproducirla en plástico por $20 USD sea parte de una nueva forma de consumo.
Sea en 2 o 3D ¡no te desconectes!