Es una obviedad el señalar la velocidad a la que están ocurriendo los cambios en el mundo digital, pues su cambio se acelera de forma exponencial sin apenas dar tiempo a adaptarse y entender cuanto acontece alrededor.
De las web estáticas a entorno digital móvil y social, estar conectados a todo internet y gestionar la vida desde un smartphone o una Tablet era algo impensable hace menos de una década para el común de los mortales.
“Es en este escenario donde cada vez adquiere más relevancia el concepto “Internet of Things” (IoT), término que sirve para definir la integración en nuestro día a día de dispositivos tecnológicos que conectan a Internet objetos de uso cotidiano, a través de redes inalámbricas fijas y que suministran datos para su monitorización y control.
Gracias al IoT, las marcas pueden conocer cuáles son los problemas de sus consumidores al mismo tiempo que ellos o incluso antes. Circunstancia que no sólo facilitará la creación de unos productos y servicios más personalizados y predictivos, sino que también modificará los procesos empresariales y la estructura de trabajo: muchos puestos desaparecerán y otros surgirán por la necesidad de contar con expertos.
La enorme proliferación de dispositivos móviles asegura una amplia base de datos sobre los clientes, nuevos productos y servicios, saber qué información hay que relacionar y cuál no… Pero, ¿qué sectores pueden beneficiarse de estas oportunidades de innovación?
- Infraestructura: Seguimiento y control de semáforos, puentes o vías (tanto de carácter urbano como rural), detección de cambios en las condiciones estructurales, respuesta inmediata en emergencias, mejora de la calidad, etc.
- Medio Ambiente: Optimización de recursos a la hora de prevenir y mejorar la eficiencia. Por ejemplo, estableciendo un control de calidad del aire o del agua, de las condiciones atmosféricas o del suelo.
- Industria y producción en masa: Programación de actividades de reparación y mantenimiento, control y gestión centralizada de procesos, optimización de la cadena de producción o respuesta rápida a las demandas de producto.
- Energía: Monitorización remota del consumo energético, almacenamiento inteligente, sistemas de detección y actuación, optimización del consumo energético, etc.
- Medicina y salud: En este caso pueden utilizarse dispositivos para proporcionar datos operativos a tiempo real, habilitar sistemas de notificación de emergencia y vigilancia remota o supervisar y asegurar el bienestar general de personas mayores o con enfermedades crónicas.
- Logística y Transporte: Seguimiento de los sistemas de transporte que incluyan al vehículo, conductor e infraestructura, control del tráfico inteligente, elección del estacionamiento, implantación de sistemas de cobro electrónico de peajes, gestión de logística y flota o asistencia vial y seguridad.
- Entretenimiento: Mejora y creación de sensores en dispositivos móviles, tecnologías de realidad virtual o consolas con sensores de movimiento que sirvan para mejorar la experiencia del usuario.
Aunque parezca fácil, el Internet de las Cosas requiere una estructura tremendamente compleja, además de una especial atención a la seguridad de todos esos datos almacenados. Sin embargo, sus ventajas y oportunidades hacen que merezca la pena: añaden eficiencia a nuestra vida, su aplicación no es excesivamente cara, abre nuevas oportunidades de negocio y mejora los procesos de trabajo existentes.”
Se trata de un auténtico cambio de la forma en la que se vive y trabaja y que requerirá estar preparado para un mundo ‘inteligente’ donde serán 200.000 millones los dispositivos conectados para 2020, lo que significa que se tendrá la impresionante cifra de más de 26 aparatos conectados por individuo, según las estimaciones.