Por: Joel Gómez
Twitter: @JoelGomezMX
Email: [email protected]
Durante casi todo el primer semestre del año millones de mexicanos hemos expresado nuestras preferencias políticas en las redes sociales, no sólo a favor de nuestros candidatos sino también en contra de quienes no queríamos que llegaran a algún puesto de elección popular.
Fuimos testigos de los usos primordiales de las redes sociales en estas elecciones históricas para México:
• Promoción política oficial.- Facebook, Twitter y YouTube fueron herramientas legítimas de marketing utilizadas ampliamente por los equipos de campaña de cada uno de los candidatos.
• Anti-campañas bajo contrato.- Fue de dominio público que al menos uno de los candidatos contrató a un ejército de “clickeros” cuya función fue crear miles de bots (cuentas falsas) en Twitter y Facebook, con objetivos de promoción política y para atacar a sus contrincantes o contrarrestar “olas de ataques”.
• Ridiculizaciones y ataques.- Los usuarios de las redes sociales -a título personal- hicieron un uso muy amplio de las mismas para ridiculizar y atacar a candidatos con los que no simpatizaban. Circularon diariamente cartones, fotografías y videos manipulados con chistes y burlas de todo tipo.
• Distribución de noticias y encuestas.- Muchos “curadores” de noticias hicieron un trabajo eficiente al compartir información y encuestas que favorecían a su candidato, o perjudicaban a los demás.
• Organización de marchas y protestas.- El movimiento #YoSoy132 nació en parte gracias a las redes sociales. A través de ellas se convocó a numerosas marchas y protestas que pasaron del plano cibernético a las calles, avenidas e instalaciones de empresas de comunicación e instituciones de gobierno.
El padrón electoral estuvo integrado por 84 millones de ciudadanos y la lista nominal por 79.5 millones. De esos 80 millones de mexicanos, 33,651,327 millones de personas están en el rango de 18 a 35 años, edades en donde el uso de las redes sociales es preponderante. De los 112,336,538 mexicanos que habitamos el territorio nacional (INEGI), sólo 40.6 millones tienen acceso a internet (AMIPCI). Es decir, un 36% de la población es usuaria de internet. Entonces, el 36% de esos 33,651,327 millones de mexicanos jóvenes (18 a 35 años), significa que probablemente 12,114,477 millones de mexicanos jóvenes hicieron uso de las redes sociales durante este período electoral. Eso representa solo un 15% de la lista nominal de electores.
De ahí tenemos que segmentar por “preferencias electorales” (con ayuda del PREP), lo cual nos indica que de ese 15%: a) el 5% de electores de la lista nominal que son usuarios de redes sociales probablemente votaron por Enrique Peña Nieto (38%), b) el 4% de electores de la lista nominal que son usuarios de redes sociales probablemente votaron por Andrés Manuel López Obrador (31.7%), y c) el 3% de electores de la lista nominal que son usuarios de redes sociales probablemente votaron por Josefina Vázquez Mota (25.4%).
La distancia entre el 1er y 2° lugar es de 6%, por lo que si en lugar de tener 3 partidos “grandes” tuviéramos un sistema bipartidista como otros países, sin duda esos números, por pequeños que fueran, tal vez hubieran cambiado la historia. Pero como el “hubiera” no existe, volvamos a la realidad. Ese 15% de votantes usuarios de redes sociales no es suficiente para definir el resultado de una elección cuando se reparten entre 3 grandes partidos.
De lo que si estoy seguro es que las redes sociales si jugaron un rol fundamental en estas elecciones por las siguientes razones:
• Las redes sociales garantizaron la libertad de expresión de toda la población usuaria de internet (es muy difícil, por no decir imposible, censurar las redes sociales, dada su naturaleza libre y dinámica, así como los límites jurisdiccionales).
• Las redes sociales garantizaron el libre flujo de la información entre toda la población usuaria de internet (en ellas el contenido es generado y controlado por los usuarios, no por el gobierno).
• Las redes sociales garantizaron la libertad de organización al permitir que millones de mexicanos pudieran organizar y ser convocados a marchas, reuniones y protestas de todo tipo.
• Las redes sociales garantizaron la equidad, contrapeso y equilibrio en la información generada (y presumiblemente sesgada) por los medios de comunicación oficiales y tradicionales.
Sabemos que las redes sociales fueron manipuladas para fines políticos (ver mi columna “Bots y Acarreados Cibernéticos”), pero por las razones expuestas anteriormente estoy seguro de que si ponemos en una balanza todos los factores, el uso de las mismas ha sido sin duda muy positivo y sano para la democracia mexicana.