En México existen alrededor de 52.9 millones de personas económicamente activas; es decir, que tienen algún tipo de empleo -ya sea formal o informal- de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
Para formar parte de la estadística, estas personas tuvieron que pasar por uno de los filtros más temidos en la vida labora: la entrevista.
Ese momento es decisivo para conseguir o no una oportunidad labora que puede marcar la vida del profesional, por ello incluso los científicos concentran sus esfuerzos en ayudar a los profesionales.
Tal es el caso de la investigación realizada por la Universidad de Harvard en Cambridge, que reveló las mejores estrategias para mantener una conversación con alguien que se acaba de conocer y caerle bien.
El procedimiento fue el siguiente:
- Analizaron más de 300 conversaciones realizadas en internet y en persona, con la variable de que algunos se conocían previamente y otros no.
- Los participantes de las charlas vía web charlaron con una persona aleatoria, cuyo objetivo era mantenerla durante 15 minutos y debían hacer muchas preguntas (mínimo nueve) o formular muy pocas (cuatro máximo).
- Quienes platicaron en persona podían elegir entre hacer muchas o pocas preguntas.
Finalmente, los expertos concluyeron que la clave está en hacer muchas preguntas, ya que esas personas son percibida como buenas y amables, ya que aparentan interés, validación, comprensión y por tanto, empatía.
Y es que las preguntas deben estar orientadas en dar continuidad al primer tema que surja en la charla.
Identificamos una relación sólida y consistente entre preguntar y gustar
Si bien este factor se aplica en la vida en general, el postulante podía aplicarlo cuando charle con el reclutador previo o posterior a la entrevista de trabajo, pues mientras es cuestionado por su trayectoria profesional, no puede interrogar al reclutador, al menos no debería.
