Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), México se sitúa en el penúltimo lugar de consumo de lectura entre 108 países, lo que es una cifra alarmante.
De acuerdo con una encuesta realizada por Mercawise en México en 2015, se determinó que únicamente el 2 por ciento de la población jamás ha comprado un libro, en comparación con 71.7 por ciento que adquirió un libro por gusto y no por obligación de cualquier tipo (escolar, laboral, etc.).
Aunque no todo está perdido, ya que las nuevas tecnologías, así como las generaciones más jóvenes, han permitido que exista un mayor acercamiento entre estos últimos y los libros. Mayormente, dichas lecturas son ligeras y de tendencia, a pesar de ello, lo importante es que se lea y se fomente esta práctica en el país.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Lectura 2015, la lectura de libros en formato digital presentó una evolución, para algunos géneros más que para otros. En cifras, del total de los encuestados, uno de cada seis poseía en su hogar, libros digitales que no son manuales de textos escolares o de estudio.
Entre ellos, la diferencia por género y nivel de educación se incrementa respecto de quienes tenían libros impresos. Poco más de una de cada 10 personas descarga libros digitales, principalmente libros de política, novelas, idiomas, cine, arte y ciencias.
Asimismo, los usuarios principales son los jóvenes de entre 18 y 30 años, en particular, los ciudadanos de los grandes centros urbanos. Esta situación podría ser una nueva evidencia de que la brecha generacional y espacial (ciudad-ruralidad) aún subsiste a pesar de la mejora en el acceso a internet y en la tasa de alfabetización digital-mediática.