Donald Trump, para fortalecer la industria local, impuso fuertes aranceles al ingreso de aluminio y acero desde el exterior. Del 25% para el acero y del 10% para el aluminio.
Luego de unos meses y de largas negociaciones, Estados Unidos excluyó a algunos países de esa obligación, entre ellos, México, Canadá, Argentina, Brasil y Corea.
Sin embargo, lo que parecía ser una buena noticia (de hecho, el Gobierno la presentó como tal), en el caso de Argentina, hay letra pequeña: “Trump impuso fuertes límites a las exportaciones de acero y aluminio en los cupos acordados. En el caso del aluminio, el recorte llega a 60 mil toneladas. Para el acero es de 40 mil”, explica LPO.
Según el medio argentino, que cita como fuente al ministro de Producción, Francisco Cabrera, el acuerdo fija un nuevo sistema de cupos o topes máximos anuales para las importaciones de ambos bienes desde la Argentina y esos límites están por debajo de lo enviado en 2017.
Ahora, establece un máximo de 180 mil toneladas de acero y 180 mil de aluminio. El resto, todo lo que supere ese peso, deberá abonar los mismos aranceles que Rusia o China, por ejemplo.
De esta forma, de un comercio de libre intercambio, se pasó a uno administrado de manera unilateral por Estados Unidos, con cupos.
En 2017, Argentina exportó a Estados Unidos 220 mil toneladas de acero. Ahora no podrá enviar más de 180 mil sin aranceles.
En el mismo año, Aluar, la única compañía argentina productora de aluminio primario, le vendió al país de Trump 240 mil toneladas. Desde ahora, no podrá superar las 180 mil.
Para llegar a los topes anuales, se tomó como parámetro el promedio de los últimos tres años, y como 2015 y 2016 fueron años de bajos envíos, el límite quedó establecido en un peso muy inferior al de 2017.
El mayor perjudicado con los aranceles de Trump es China, país al que Estados Unidos también incluyó en un paquete de medidas más amplias con las que pretende mejorar la protección de los derechos de propiedad intelectual de productores estadounidenses.