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La venta de productos nuevos crece en China, pero ya no a la misma velocidad de antes.
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Los consumidores jóvenes tienden a aceptar la compra de bienes de segunda mano, más ajustados a su economía.
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Las tiendas online son el vehículo perfecto.
China tiene 1.386 millones de habitantes. Esto es cuatro veces la población de los Estados Unidos. El mercado del gigante asiático es tan grande como lo ha sido en las últimas dos décadas el crecimiento de su economía.
La dimensión es una ventaja para las marcas que les venden productos a los chinos, porque saben que siempre habrá demanda. Pero también es un problema, porque pequeñas alteraciones o mínimos desvíos en las tendencias pueden convertirse, como el llamado “efecto del aleteo de una mariposa”, en una tragedia.
Los inversores del mundo están tomando nota de una novedad que podría alterar el status quo mundial en el que participan las empresas que le venden a China: el mercado de segunda mano se despertó en el gigante de Asia como nunca lo había hecho antes.
Así es, según The Financial Times, los consumidores más jóvenes de China impulsan el crecimiento en las ventas de bienes usados, una práctica (habitual en el resto del mundo) que por generaciones fue asociada a la mala calidad y la pobreza.
Desde hace unos años, pero ahora con mayor fuerza, los compradores chinos de menos de 35 años compran y venden iPads, teléfonos, artículos de lujo, prendas de vestir y autos, todo con el impulso de las plataformas de comercio online.
Según el centro de estudios China Center for Internet Economy Research, las ventas de bienes de segunda mano en China alcanzarán US$ 145 mil millones en 2019, eso representa el doble de lo apuntado en 2017.
Esto puede ser una calamidad para quienes tienen centrado su modelo de negocio en la venta en China, ya que la reutilización de productos por nuevos usuarios podría recortar las compras de artículos nuevos.
Sin embargo, por otra parte, también se ve como un negocio: “Muchos están gastando miles de millones de dólares en invertir en plataformas que venden productos usados, desde automóviles hasta bolsos de lujo”, dice el FT.
Mientras la venta de artículos usados sea producto de la expansión, del agregado de nuevos consumidores, el efecto nocivo no debería producirse, analizan los inversores. El mercado se expandió por más de dos décadas con el crecimiento del gasto del consumidor chino y eso ha generado un gran grupo de bienes usados que tiene un valor de reventa significativo.
Eso, sumado a una mayor brecha de riqueza entre individuos y regiones significa que es más probable que la “basura” de un consumidor sea el “tesoro” de otro.
Más allá de esto, Mark Tanner, de la consultora de mercado China Skinny, teme que haya problemas. “La adopción de la economía de segunda mano plantea un desafío para las multinacionales, ya que en muchas categorías de productos, la oferta de bienes se extenderá para incluir los de segunda mano”.
El gran “motor” de la economía de productos usados es el comercio en línea, con más del 60 por ciento de los consumidores en las ciudades más grandes de China que utilizan regularmente aplicaciones que venden productos de segunda mano, según QuestMobile.
En cuanto a la edad, prevalecen los menores de 35 años, que representan el 85 por ciento de la base de usuarios de aplicaciones de segunda mano, según Internet 36kr.
Los consumidores más jóvenes, generalmente, tienen ingresos más bajos que las personas de mediana edad y ya no estigmatizan la compra de bienes usados como lo hacían los mayores.
Autos usados
El mercado de automóviles es un gran ejemplo. Hay unos 240 millones de automóviles en las carreteras de China, y cerca de 6,9 millones se vendieron en condición de usados en el primer semestre de 2019. Esto representa un aumento del 3% interanual, incluso cuando hubo una caída de las ventas de automóviles nuevos.
Hace una década, los consumidores chinos rechazaban los carros de segunda mano, pero eso cambió a medida que los carros pasaron de ser artículos de lujo a instrumentos para el transporte diario.
La plataforma especializada Uxin vendió 800.000 autos de segunda mano el año pasado, muchos de ellos eran de propietarios de mediana edad que vivían en ciudades grandes y se vendieron a consumidores jóvenes que habitan en ciudades más pequeñas, con ingresos más bajos.
Aunque en otras partes del mundo las ventas de automóviles usados generalmente superan en número a las de los vehículos nuevos (en ciertos casos las duplican), hasta hace unos años en China pasaba lo contrario.
Un sector que se beneficiará será el de los bienes de lujo. Los consumidores chinos se convirtieron en los mayores consumidores mundiales de marcas de lujo en 2012, según la consultora Bain, y representan aproximadamente un tercio de las compras globales.
Para el Berenberg Bank, las ventas de bienes usados representan solo el 3 por ciento del mercado de lujo en China, en comparación con el 10 por ciento en Japón. Varias plataformas en línea apuntan a aumentar esa proporción, como Plum, que recaudó US$ 38 millones de fondos de capital de riesgo.
La empresa de comercio electrónico más grande de China, Alibaba, también ingresó al mercado de segunda mano a través de su plataforma Xianyu, que el año pasado publicó un promedio de 2 millones de productos usados por día.
El principal rival de Alibaba, Tencent, respalda a Déjà Vu, un retail de libros de segunda mano en línea que comercializó 3 millones de unidades desde su lanzamiento en 2017.
Otro sector con grandes ventas de segunda mano son los teléfonos móviles: el 12 por ciento de los aproximadamente 700 millones de usuarios de teléfonos inteligentes de China posee un modelo de segunda mano o restaurado, según la compañía de investigación IDC.
