Mediante un comunicado, la Secretaría de Salud federal informó que se planteará a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) que el COVID-19 sea considerado como riesgo de trabajo.
A esta determinación se llego luego de una reunión entre autoridades e integrantes de la Unión Nacional de Trabajadores por la Salud (UNTS) en el que se abordaron seis puntos relacionados con el brote de coronavirus y la manera en la que esta nueva enfermedad deberá ser atendida desde diferentes ámbitos.
Condiciones y grantías para el trabajador
Tal como se lee en el comunicado, “plantear ante la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) y el ISSSTE que se considere a la enfermedad COVID-19 como un riesgo de trabajo”, se lee en el comunicado emitido por la dependencia federal.
Adicional se acordó que se solicitará “al Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (Insabi), el apoyo para que se ministren los insumos adecuados de protección personal en los estados y unidades médicas planteados por los representantes (EPP y pruebas para COVID-19)”.
Esta iniciativa llega una vez que en México las cifras relacionadas con la epidemia alcanzan, según el ultimo reporte entregado por las autoridades de salud, 139 mil 196 casos confirmados y 16 mil 448 muertes, en donde Ciudad de México (4 mil 297), Estado de México (2 mil 935) y Jalisco (mil 235) son las entidades con más contagios activos.
Cabe recordar que durante este viernes, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, aseguró que la próxima semana que corre del 15 al 21 de junio comenzará la transición gradual y ordenada a una mayor actividad económica en la capital del país. Nuevos negocios reabrirán.
Esto significa que se comenzará la transición del semáforo de riesgo de rojo a naranja, lo que permitirá que nuevas actividades comiencen a reiniciar operaciones.
Todo cambiará en el entorno laboral
De hacerse una realidad, esta propuesta se trataría de un cambio más que las empresas debería de considerar en la llamada “nueva normalidad”.
Los hallazgos de la investigación “Navegando en tiempos de Crisis ante el Covid-19”, elaborada por Mercer, así lo indican. De acuerdo con este análisis, hasta mediados de abril, el 56 por ciento de los corporativos pronostica que su operación volverá a la normalidad dentro de 3 a 6 meses.
No obstante, la realidad es que los entornos y relaciones laborales nunca volverán a ser los mismos.
Los espacios de trabajo se reinventarán tanto en forma como en fondo. Por ejemplo, se espera que una vez que el proceso de reapertura comience se reducirá hasta en un 50 por ciento la cantidad de personas que se mantienen en la oficina, con el fin de evitar contagios.
De la misma manera, los cubículos regresarán -cuando menos de manera provisional- para salvaguardar la sana distancia, al tiempo que los espacios comunes se tendrán que ver limitados tanto en cantidad de personas que los tiempos de uso como en su capacidad.
En esta misma linea, adicional a los gastos ya contemplados por servicios e insumos antes de la pandemia, las oficinas deberán añadir a su lista diversos productos y servicios de sanitización y cuidado personal para garantizar la seguridad de sus empleados cuando menos al interior de la oficina.
A todo esto se sumarán cambios operativos que se relacionarán con propuestas como la ahora anunciada por la Secretaría de Salud, las cuales modificarán de manera irreparable y para siempre las dinámicas entre empleados y empleadores.