“Una prueba casi tan grande como lo afirma su máquina de propaganda”. Así describe Business Insider (BI) el misil balístico lanzado este domingo por Corea del Norte y que, probablemente según los especialistas, sea el más poderoso que ese país haya probado.
Aunque es verdad que muchas veces Corea del Norte exagera, el misil lanzado ahora “parece ser el más poderoso que tenga; algunos analistas creen que podría llegar a Alaska o Hawai si se disparara en una trayectoria directa”, apunta BI.
La prueba de Kim Jong-Un se produjo sólo unos días después de la asunción del nuevo presidente surcoreano (tras la destitución de Park Geun-hye) y es vista con preocupación tanto por sus vecinos de frontera como por Washington. De hecho, la Casa Blanca interrumpió un fin de semana sin demasiada actividad para hablar del tema.
“Que esta última provocación sirva de llamado a todas las naciones para implementar sanciones mucho más fuertes contra Corea del Norte“, dijo el Gobierno de Donald Trump en un comunicado. “El misil impactó tan cerca de suelo ruso que el presidente (Trump) no puede imaginar que Rusia esté complacido”, agrega como una especia de pedido de intervención Vladimir Putin.
Y agrega: “Corea del Norte ha sido una amenaza flagrante por demasiado tiempo”.
Los datos relacionados con el arma probada indican que viajó alrededor de 800 kilómetros y alcanzó una altura de 2.000 kilómetros durante un vuelo de media hora. Es la altitud más elevada y el mayor tiempo de vuelo que cualquier otro misil que el país ha probado, según analistas surcoreanos citados por The Associated Press.
Si se hubiera disparado en un ángulo normal (y no tan elevado), los analistas dicen que podría haber llegado mucho más lejos, a Alaska y posiblemente Hawaii.
Un impacto que preocupa a todos
Una potencial guerra en la península de Corea no genera temor en los mercados por el país que lidera Jong-un, sino por lo que ocurra con sus vecinos: Corea del Sur y Japón. Hay tal cantidad de compañías superpoderosas en ambos países, que un conflicto armado provocaría un daño grave económicamente hablando.
Basta decir que Corea del Sur es hoy el quinto mayor productor de automóviles del mundo, con Hyundai a la cabeza. También atesora las casas centrales de gigantes como Samsung, LG, Lotte o Hanjing (al que pertenece Korean Air). Un ejemplo: sólo el valor de marca de Samsung representa el 20 por ciento del PBI coreano.
En el caso de Japón, por caso, Toyota es el segundo productor de autos en el mundo (2016, con 10,18 millones de unidades) y Nissan-Renault el cuarto (9,96 millones), según Statista.