Para nadie es un secreto que el logo de una marca es parte fundamental en la construcción de la misma. Este pequeño y a la vez importantísimo elemento es el responsable de dar personalidad, rostro e identidad a cada firma comercial. Empresas como Starbucks lo saben.
Lo que podríamos definir como la rubrica de las empresas es tan vital para el correcto desarrollo del negocio que tiene valor propio. Por ejemplo, datos publicados por Statista indican que hasta enero de 2017, los seis logos más caros alrededor del mundo pertenecían a BP (con un valor de 211 millones de dólares), Accenture (100 millones), Posten Norge (55 millones), Australia & New Zealand Banking Group (15 millones), BBC (1.8 millones) y Pepsi (un millón de dólares).
Esto nos da una idea del cuidado que deben tener las marcas al diseñar y rediseñar este esencial activo que por definición debería de ser perfecto en función de las normas de diseño y comunicación vigentes. No obstante, existen algunas marcas que dentro de un error en estas aristas han encontrado la perfección para hacer de sus logos imágenes altamente reconocidas y con la capacidad de transmitir el mensaje adecuado. Tal es caso del actual logo de Starbucks.
La reconocida cadena de cafeterías se encuentra como una de las marcas más valiosas a nivel mundial dentro del segmento de casual food. Según estimaciones de Brand Finance, hasta 2017 la firma poseía un valor de 23 mil 185 millones de dólares.
Su negocio ha encontrado nuevas formas de capitalizar las oportunidades más allá de la mera venta de bebidas y snacks, en donde parte vital para mantener la relevancia que posee a nivel mundial ha sido la clásica sirena.
No obstante, este emblemático logo posee un error que, decir de sus creadores y el impacto que ha tenido en el mercado, lo hace perfecto.
Tal como reportan desde Fast Company, contrario a lo que dictan los cánones del buen diseño, el rostro de la sirena del logo de Starbucks es asimétrico.
Tal y como lo indican estudios como el desarrollado por la Brunel University London, los consumidores se sienten más atraídos por las características faciales simétricas, con lo que en temas de diseño cumplir con esta premisa cuando de costos humanos se trata es sinónimo de belleza y mejores garantías de aceptación.
Cuando Starbucks decidió rediseñado su logo durante 2011, la empresa Lippincott encargada de este cambio asumió la idea, e intento dar al personaje del mismo una distribución simétrica. No obstante, la esencia que el resultado final transmitía no era la que se esperaba para la marca. El personaje, a decir de los diseñadores citados por Fast Company, “lucía fría e inhumana”.
El ligero error que fue el gran acierto para mejorar la capacidad de comunicación del logo es que la sombra en el lado derecho de la nariz de la minera es más grande que el de la izquierda., pequeño cambio que marcó la diferencia.
La directora creativa global de la agencia encargada del diseño, Connie Birdsall, refiere que “la imperfección era sumamente importante para conseguir que la sirena tuviera éxito como marca”.
Este ejemplo pone en claro una premisa altamente valorada por el consumidor: La perfección pierde terreno ante la autencidad. En este juego ser auténtico desde un punto de vista más emocional e intangible antes que desde los aspectos funcionales o visuales es pieza clave.