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A veces no es fácil para los empleados pedir retroalimentación, como para los jefes no lo es darla.
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Saber escuchar es una de las habilidades más importantes de toda comunicación efectiva.
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Pasar del feedback al regaño, puede ser un paso muy corto.
¿Cómo sabrás que lo hiciste bien si no te lo dicen? ¿Cómo corregir los errores si no los tienes claros? La retroalimentación en el trabajo es muy importante, casi en todo momento. Cada cierto tiempo, se debería ver el panorama, analizar situaciones, corregir y dar nuevas instrucciones, todo con la intención de nunca dejar de mejorar. Pero, así como todo, una retroalimentación puede ser buena o mala y no se trata solamente de dar una opinión cualquiera, ni mucho menos de regañar. El también conocido como feedback, es el proceso por el cual una comunicación exitosa llega a su fin último, que es el entendimiento entre dos partes. Cuando hablamos de un trabajo en el que se realizan tareas específicas para alcanzar objetivos, la buena comunicación es clave.
A veces no es fácil para los empleados pedir retroalimentación, como para los jefes no lo es darla. Sobre todo en cuanto a temas donde el empleado se siente inseguro, habrá reservas o hasta miedo de pedir una opinión, por pensar que será reprendido. Este ambiente de miedo no es sano en ninguna empresa, pues se debe buscar un entorno abierto, donde todos puedan decir sus inquietudes y necesidades. Es precisamente en los aspectos más complejos o que mayores dudas generen al empleado, en donde más énfasis se debe poner a la conversación, a definir puntos clave, áreas de oportunidad o nuevos métodos. Toda empresa siempre tendrá aspectos que se pueden mejorar y es algo sano apuntar al crecimiento en todo momento. Así que sigue los siguientes puntos para que el feedback sea todo un éxito.
Prográmate
La retroalimentación es tan importante como cualquier junta, incluso aunque no se trate de la planeación semanal. Como tal, debería dedicase un tiempo a la semana para aclarar dudas o para tocar los principales puntos del rendimiento de los empleados, qué se hizo bien y qué no.
Notas relacionadas:
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Pasar del feedback al regaño, puede ser un paso muy corto. La línea que los divide es delgada y para dar buena retroalimentación tienes que pensar con la cabeza, no con la víscera. Ver los hechos y no crear un ambiente que fomente la discusión.
Un buen oído
Saber escuchar es una de las habilidades más importantes de toda comunicación efectiva. Si das tu opinión sobre el desempeño de alguien, estás ahí para ayudarlo, así que atiende sus necesidades, comprende sus dificultades y sé empático por los sentimientos ajenos.
Buen balance
Nunca te enfoques solamente en lo negativo. Todos tenemos defectos, pero también cosas buenas y vale la pena señalar ambas. Es muy desmotivarte si tus palabras se transforman sólo en una serie de quejas, que no sólo no ayudarán en nada, sino que destruirán el estado de ánimo y las ganas de mejorar.
Claridad
Si bien el feedback es algo que deberías programar cada cierto tiempo, no se trata simplemente de hablar por hablar. Debes analizar bien cada situación y ser claro. Una vez terminado el intercambio, no deben quedar dudas de qué se dijo y cómo se puede mejorar.