No es sorpresa que analistas y psicólogos hayan definido desde hace tiempo que las personalidades exitosas son personas rebeldes, estrictas, dedicadas y emprendedoras, aspectos de la personalidad que no todos están dispuestos a aceptar, ya que estas actitudes conllevan riesgos y fracasos.
De acuerdo con Inc, el fallecido CEO de Apple, Steve Jobs, reunía todas las cualidades de un emprendedor exitoso que tenía un efecto “hipnotizante” cuando se comunicaba con los demás, tanto verbalmente como no verbalmente.
Cuando regresó al mando de Apple presentó casi enseguida el primer modelo iPhone y durante su primera presentación, para especialistas, dio una de las mejores cátedras de oratoria y lenguaje corporal, ya que caminaba sin nervios y tenía un contacto visual ideal, donde parecía comprometido, lo que gustó a su audiencia.
Para psicoanalistas, se trata de un “Reality Distortion Field”, un concepto que reúne carisma, confianza y persuasión, que juntos despiertan conductas de empatía excesiva, como si se tratara de “rendirte” ante un orador, aunque se tratara del CEO de Apple. Entre las cualidades que tenía Jobs destacan:
Respetaba el espacio personal. Jobs nunca sobrepasaba los límites personales de distancia ni tampoco excedía el contacto visual directo, tampoco tocaba el brazo de alguien para recalcar algo o levantaba la voz, todo lo contrario, incluso parecía que tenía todo bajo control, con la actitud en tiempos exactos reflejando respecto y empatía.
Lenguaje corporal. En un contexto actual donde se suele dar poca atención a las cosas, Steve Jobs incrementaba su voz o su mirada cada vez que quería imprimir seriedad en alguna palabra o línea. Un patrón difícil de vencer, Jobs lograba romperlo con suma facilidad, enviando estímulos que obligaban “amigablemente” a los demás a prestar atención.
Cierre de oratoria. Según analistas, Jobs expresaba “emoción” con la mirada, con los ojos. Aparentemente se trata de una técnica sencilla que ayuda a establecer un camino de comunicación que se conecta con el oyente. Y es que el ex CEO de Apple concluía sus conferencias con un mensaje final, pero enfocando sus ojos, manteniéndolos activos, ya que era capaz de expresar sentimientos simples con la mirada, como feliz, triste, sorprendido o emocionado.