La economía mexicana está mostrando signos claros de recuperación y la confianza del consumidor está retornando en buena medida. Este optimismo se ve respaldado por una serie de datos clave que indican un futuro prometedor para el país.
Uno de los puntos más alentadores es la perspectiva de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de México. Según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en los criterios para construir el plan de egresos 2023, se esperaba que el PIB creciera entre un 2.5% y un 3.5%. Este dato establece un fundamento sólido para la recuperación económica en curso. Sin embargo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó que el PIB ya experimentó un avance del 3.6%. Este incremento es una señal prometedora de que las políticas y acciones implementadas están teniendo un impacto positivo en la economía. Según el INEGI, el último pico del PIB de México antes de la pandemia fue en el primer trimestre de 2019. Aunque superó ese nivel en el 2T 2023, esto vino después de 4 años de estancamiento y las consecuencias sociales del COVID-19. Es decir, ciertamente estamos en números máximos históricos, pero todavía no se ha repuesto todo lo perdido durante el encierro.
En otro sentido, vale la pena destacar la posición alcista de las proyecciones de crecimiento del PIB por parte del Bank of America Securities, ajustando su estimación del 2.3% original al 3.2%. Estas revisiones indican un alto nivel de confianza en la trayectoria económica del país.
La mejora en los indicadores económicos no es aislada. Los pronósticos favorables para la economía mexicana tienen sus cimientos en las actividades secundarias, particularmente en la industria y el “nearshoring”. Esta conexión directa entre la industria y los pronósticos económicos se refleja en el Indicador de Confianza del Consumidor, que espera llegue a 46.2 puntos en agosto. Sin embargo, este panorama optimista no está exento de desafíos. A pesar de la recuperación, se ha observado que gran parte de los empleos generados durante el segundo trimestre del año pertenecen al sector informal, sumando casi 32 mil puestos de trabajo. Además, el sector industrial ha experimentado una pérdida de 212 mil plazas, tal como lo reporta el INEGI.
El cierre de año presenta matices positivos; el adelanto de la actividad política ha impulsado las acciones en medios masivos. Normalmente, el aumento de gasto en anuncios exteriores se veía en el último año de gobierno. Adicionalmente, el sexenio terminará 3 meses antes de lo acostumbrado y el presidente dejará el cargo el primer minuto del mes de octubre del próximo año.
Las reglas utilizadas para tomar decisiones de negocio en el último año de gobierno han cambiado radicalmente. Estamos frente a una reconfiguración de los últimos 18 meses de un sexenio. Habrá que esperar otros dos ciclos más para saber si el cambio es a largo plazo. No obstante, las promociones, estrategias de comunicación y la planificación empresarial ya se han afectado irremediablemente. Los datos del PIB parecen indicar que hay crecimiento, pero es necesario esperar al “Buen Fin” y la temporada navideña para estar seguro de que las cosas van por buen camino.