Ante la abundancia de datos e información sobre nuestros clientes, tenemos la oportunidad de crear campañas y estrategias hiper-personalizadas dirigidas a micro-segmentos. El avance y detalle con el que podemos analizar estos datos nos permite tomar decisiones que optimicen el ROI de nuestras estrategias y, por su puesto, las tasas de conversión.
Adicionalmente, la Inteligencia Artificial Generativa agiliza la creación de alternativas y nos permite probar la efectividad de nuestras campañas, por ejemplo, mediante el A/B Testing.
Sin embargo, el éxito de una campaña va más allá de las decisiones automatizadas y basadas en datos. A lo largo de los años, hemos observado cómo muchas empresas han creado campañas que logran conectar con la audiencia, incluso aquella que no forma parte de su mercado objetivo. Esto se puede atribuir a que los creativos y tomadores de decisiones comprendieron las necesidades de los consumidores, sus puntos de dolor e intereses.
Este punto de empatía al que llegan, ha transformado la publicidad en una pieza fundamental para las marcas, permitiéndoles conectar con su audiencia, generar conciencia, fortalecer sus valores y fomentar el word-of-mouth (WOM).
Asimismo, a través de las historias que les permite crear, se refuerzan las decisiones de los consumidores o se influye en ellas. En ocasiones, estas historias respaldan las razones por las que los consumidores eligen ciertas marcas o compran ciertos productos, y, en algunos casos, van más allá, al punto de generar lealtad. Esto se logra cuando la marca crea un valor que sobrepasa la función principal del producto o servicio, permitiendo a los clientes sentirse parte de ella.
Retomando los puntos iniciales, la hiper-personalización se convierte en una parte clave para construir una relación sólida entre cliente y marca. Los consumidores son conscientes de la cantidad de datos que las marcas tienen en sus manos, lo que genera una expectativa por comunicación personalizada, relevante y útil en su toma de decisiones.