No estoy seguro qué tanto hayamos aprendido durante los más de tres años de Covid-19 -hablaremos de este punto en una próxima entrega-, pero el gobierno oficialmente bajó la cortina de la pandemia, tan solo cuatro días después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) hiciera lo propio.
El organismo mundial tomó la decisión de levantar la emergencia de salud pública por los siguientes criterios: existe una tendencia decreciente y continua en las distintas consecuencias de la epidemia; los casos, las hospitalizaciones y las defunciones asociadas con infección por SARS-CoV-2 han disminuido significativamente; y las poblaciones han alcanzado altos niveles de inmunidad, ya sea por infección o por vacuna, además de que las variantes actuales de Covid-19 son menos agresivas, por lo que tienen menor capacidad de causar daño grave.
Aunado a lo anterior, el manejo clínico de las personas contagiadas tiene hoy en día un mejor pronóstico, no solo por la existencia de medicamento, sino también por cambios en la práctica de tratamientos.
De igual manera, la curva epidémica en México ha tenido un evidente cambio desde la entrada de la variante Ómicron al país, tal como ha pasado en otras regiones del mundo; además, aunque existe un importante número de casos en las oleadas epidémicas, este no se acompaña de una proporción importante de personas hospitalizadas o fallecidas.
Por ello, el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó en Palacio Nacional, un decreto que pone fin a las medidas sanitarias y mecanismos establecidos el 23 de marzo de 2020 en el que se pusieron las bases para afrontar la emergencia sanitaria en la República Mexicana.
La SSa aseguró que nuestro país tiene las condiciones necesarias para suspender las acciones aprobadas por el Consejo de Salubridad General (CSG) para atender la pandemia de Covid, ya que México cuenta con el 94.9% de la población inmunizada -tanto por vacuna como por infección-, una tendencia a la baja de casos, hospitalizaciones y muertes por SARS-CoV-2 y un mejor manejo clínico de pacientes.
En este tenor, con el fin de la pandemia se dan por suspendidos los acuerdos que emitió el Consejo de Salubridad General (CSG) y la Secretaría de Salud (SSa). A decir de la dependencia, la emergencia sanitaria por Covid-19 en nuestro país ha llegado a su fin, porque el país reúne las mismas características y criterios que consideró la OMS para hacerlo.
La SSa subrayó que pese a que la OMS dio por terminada la pandemia, el virus SARS-CoV-2 permanecerá, seguramente, para siempre en la especie humana, así como pasa con otros virus respiratorios.
Para la etapa sigue, el gobierno tiene un plan de gestión de Covid-19 a largo plazo conformado por siete puntos:
1) Recomendaciones generales (uso de cubrebocas, incapacidades laborales, etcétera);
2) Intercambio de servicios y continuidad;
3) Vigilancia, monitoreo y alertamiento;
4) Reconocimiento de procesos de reconversión;
5) Plan de vacunación en el Programa de Vacunación Universal;
6) Manejo clínico y consecuencias, y
7) Actualización de planes de respuesta.
Sin embargo, es importante hacer mención que esta decisión gubernamental no implica ‘bajar la guardia’ frente al coronavirus, sino que los gobiernos deben pasar de una fase de emergencia a una fase de control de la enfermedad.
En otras palabras, debemos seguir alertas y cuidándonos al máximo; vacunarnos cuando tengamos la oportunidad de hacerlo; llevar una vida saludable, hacer ejercicio a diario, comer sano, hidratarnos bien, visitar al doctor de forma regular y, particularmente, estar al pendiente de cualquier enfermedad o infección de todos y cada uno de los integrantes de nuestras familias. Con ello, podremos hacer frente de mejor manera tanto al coronavirus como a las pandemias que vengan.
El Botiquín