Con todo y pandemia de Covid-19, el sector farmacéutico en México no ha dejado de trabajar en lo que va del año, mantener sus plantas, fabricando las vacunas y medicamentos para los tratamientos que día con día afectan a pacientes y en general

En el caso de las vacunas para Covid-19, como hemos señalado ampliamente en este espacio, la industria trabaja contra reloj, por el momento hay más de 3,000 estudios, entre vacunas y medicamentos, a nivel global que están buscando una solución en vacuna, o bien, un tratamiento que mitigue los efectos de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.

La Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF) ha dicho, en voz de su director general, Cristóbal Thompson, que al momento hay 10 vacunas en la última fase, la fase 3, “incluso con datos en tiempo real, donde todo el mundo tiene datos de cómo van esas vacunas, esperemos y habrá que terminar el proceso de la fase 3, ver la respuesta en los pacientes y a partir de ahí, si todo va bien, hacer la acreditación en materia regulatoria para que podamos empezar a tener acceso a alguna de esas vacunas”. 

Por otro lado, el directivo reconoce el esfuerzo del gobierno de México por llevar a cabo todas las mediaciones para asegurar que el país cuente con las vacunas suficientes para toda la población. “Este es un reto global sin precedentes, pues necesitaremos entre 10 mil y 15 mil millones de dosis para poder administrar las distintas vacunas a todo el planeta, pues aunque existimos alrededor de 8,000 millones de seres humanos, algunas de esas vacunas requerirán al menos de dos aplicaciones”.

Ante un desafío de estas dimensiones, las compañías han aprobado, aún sin saber si tenemos una vacuna exitosa, la ampliación de sus respectivas plantas de producción, porque habrá una gran demanda sin precedentes, además de que no pueden dejar de producirse las vacunas que año tras año necesita el país. 

Por ello, este año de pandemia hemos visto cómo las compañías farmacéuticas en todo el mundo están trabajando muy alineadas con las autoridades, “por ese lado hay esfuerzos muy grandes y esperemos que el año que viene, si todo sale bien, podamos empezar a traer vacunas al país e inmunizar a las personas”, añade Thompson. 

Una vez que las diferentes vacunas hayan pasado las pruebas correspondientes, solicitado la autorización sanitaria correspondiente y se hayan distribuido a lo largo y ancho del país, se inmunizaría primero a la comunidad médica y personal de salud, que está en la primera línea de fuego en el combate a la pandemia; a las personas mayores de 60 años y aquéllos que tengan una condición que los haga más vulnerables al impacto del Covid-19.

Un punto muy interesante es que ahora, en el momento en que usted está leyendo esto, se están produciendo ya algunas vacunas que todavía están haciendo sus protocolos fase 3, así es, se están produciendo la vacuna “a riesgo”, es decir, apostando al resultado positivo de las pruebas, porque producir con anticipación es ganar tiempo, lo que es literalmente de vida o muerte en esta pandemia de Covid-19.

Un sector innovador, como es el farmacéutico, siempre tiene que tener beneficios sociales como éste, el de tener una vacuna para Covid-19 lo antes posible, sobre todo si las primera dosis servirán para proteger al personal de salud, que ha estado tan expuesto y donde se han dado el mayor número de decesos en el mundo entero. Así es, México es campeón mundial en este rubro, tristemente.

Tener al menos 10 vacunas en fase 3 es una buena noticia, pero hay que dejar que el proceso siga y los tiempos se sigan cumpliendo. Es importante hacer mención que por más que sea la urgencia, la industria farmacéutica no ha acortado nada para acelerar ningún proceso, al contrario, se están siguiendo las medidas durante todos los procesos de investigación clínica, como debe ser para asegurar que si se logran las vacunas, éstas sean eficaces y seguras para la población. Esperemos que así sea.

La soberanía sanitaria

Un aspecto poco tratado durante esta pandemia es el de la soberanía sanitaria, de ahí la importancia de la aportación del Instituto de Investigación e Innovación Farmacéutica (INEFAM), quien ha puesto “el dedo en la llaga” al afirmar que la capacidad de nuestro país para actuar de manera eficiente ante una emergencia sanitaria, en donde la cadena de suministro de medicamentos esté asegurada, va en sentido contrario a lo ideal.

Así es, la soberanía sanitaria en México es frágil, tanto por la gestión gubernamental deficiente en sus estrategias en el combate al Covid-19 como por la alta dependencia del exterior, tanto en las sales o principios activos que se utilizan para la manufactura de fármacos, como ahora con la decisión de la 4T de traer los medicamentos de todo el mundo.

En el resto del planeta, afirma INEFAM, “se están avocando a fortalecer su soberanía sanitaria, y entre otros aspectos, estaría el esfuerzo de tener su propio suministro de bienes terapéuticos de manera local, lo que sin duda podrá cambiar la configuración de la producción mundial de fármacos en los próximos años con estímulos a los productores locales”.

Pero como se dijo antes, nuestro país está haciendo justamente lo contrario. “El propósito de hacer compras de manera masiva de medicamentos en el exterior (y que no necesariamente tengan la mayor calidad) a través de reformas a leyes y regulaciones puestas a modo y en manos de la Oficina de Proyectos y Servicios de las Naciones Unidas (UNOPS) podrá romper con una cualidad relevante del país de contar con productores locales, tanto de capital nacional como extranjero”. Esto tendrá que cambiar tarde o temprano.

El botiquín

• Muchas felicidades a la agencia Asesores en  Prensa y Comunicación (APC), especializada en el sector salud de México, por sus tres décadas de existencia, en especial a su directora y fundadora Esther Luiselli. Enhorabuena.
• Por el alto número de contagios de las últimas semanas, nivel de hospitalización y número de fallecidos en México, es momento de cuidarse al máximo, utilizar cubre nariz y boca siempre que esté en espacio público, mantener la sana distancia con los demás, evitar reuniones (incluso las familiares) y seguir todas las recomendaciones sanitarias, como lavado de manos frecuente y uso de alcohol gel antibacterial.