De acuerdo con AP, la compañía de viajes peer-to-peer Uber ha cerrado la adquisición de su competidora Careem. La empresa, radicada en Dubái, es la jugadora más importante de la región. Con un pago de mil 700 millones de dólares (mdd) en bonos convertibles a acciones y otros mil 400 mdd en efectivo, se trata de la mayor transacción tecnológica de todo Medio Oriente.
La compra todavía requiere de la aprobación de las autoridades locales para ser completamente válida. Sin embargo, ya se detalló que la transición espera concretarse para el primer trimestre de 2020. Dara Khosrowshahi, CEO de Uber, afirmó que la transacción representa un momento importante para la compañía “mientras expandimos la fuerza de nuestra plataforma por el mundo”.
Sin embargo, la transacción podría no ser la mejor idea de la tecnológica. Ya en diciembre pasado presentó los documentos necesarios para su llegada a la bolsa en 2019. Resulta evidente que la compra de Careem tiene el objetivo de aumentar su atractivo para futuros inversores. En especial si se toma en cuenta su rivalidad con Lyft, que también sostendrá su Oferta Pública Inicial (IPO) en los próximos meses. Pero Uber está en riesgo de cometer el error más grave de su trayectoria.
¿Compra inteligente o impulso del momento?
Primero cabe destacar que, de acuerdo con Statista, los ingresos anuales globales de Uber en 2017 fueron de 7 mil 500 mdd. Por su parte, la adquisición de Careem significó para la tecnológica un desembolso de 3 mil 100 mdd. En otras palabras, Khosrowshahi y su equipo quemaron más del 40 por ciento de sus ganancias totales en un año para expandir su mercado al Medio Oriente.
Sin embargo la compra beneficia a Uber a largo plazo, ¿cierto? Al final, la compañía ganaría reputación de marca y presencia en una región con clientes con gran dependencia a la tecnología. Pero Khosrowshahi apuntó que, al menos al principio, Careem se mantendrá como una marca separada. Afirmó que eso les permitiría probar nuevas ideas para ambas organizaciones antes de una integración. No mencionó ni la naturaleza de los proyectos ni una fecha para la consolidación.
Además, más de la mitad del valor de la transacción fue cerrada con bonos convertibles a acciones. Incluso antes de su IPO, Uber ya ha comprometido parte de sus títulos. Es cierto que, si las estimaciones reportadas por Bloomberg son ciertas, Khosrowshahi acaba de ceder menos del uno por ciento de su empresa. Pero no es control de la compañía de lo que debe preocuparse.
Khosrowshahi acaba de crear mil 700 mdd en acciones de Uber del aire. Cuando llegue el momento de la IPO, los posibles inversores podrían estar menos motivados a participar. Con los títulos prometidos a Careem, puede suceder una de dos cosas. Habrá menos acciones en la salida a la bolsa y por tanto el beneficio para Uber se reduciría. O bien se venderá el mismo número de títulos que se tenía planificado y después se diluirá su valor al sumarse los de Careem.
De cualquier forma, no sería raro que el trato con Careem afectara la IPO de Uber. En especial porque también impacta en su atractivo a los inversionistas en función de su rivalidad con Lyft.
Lyft vs Uber en la carrera a la bolsa
Hace unos días, la BBC reportó que Uber había elegido el New York Stock Exchange (NYSE) para su IPO. Por el contrario, Lyft eligió a Nasdaq para hacer su debut a la bolsa. Si bien la elección de cuál distribuidor utilizar es algo menor, cabe destacar que Lyft estará codeándose con grandes de la tecnología, como Google, Apple y Facebook, que también están listados en Nasdaq. Además, es relevante mencionar que Lyft venció a su rival en su anuncio de debut.
Más importante aún es el enfoque de las dos rivales. Lyft es todavía una compañía local, todavía solidificando su liderazgo únicamente en Estados Unidos. Uber, por el otro lado, ya es una potencia global. Para analistas entrevistados por Forbes, este hecho podría darle la ventaja a Uber al convertirse en la IPO más valiosa en toda la historia.
Pero otros creen que este masivo tamaño no es un punto atractivo. CCN apuntó que el alcance global de Uber lo hace ineficiente. Su presencia en tantos países incrementa costos y riesgos operativos. Eso, sin contar las controversias legislativas en las que se ha metido en numerosas ciudades y naciones. Lyft, por el contrario, es pequeño y disfruta de la ventaja de aprender de los errores de su rival. Al final, las suposiciones solo pueden comprobarse una vez que pasen sus respectivas IPO.