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La fórmula de Pfizer y BioNTech es reconocida como una de las vacunas más efectivas entre las disponibles
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Sin embargo, la tecnología que usa para generar inmunidad es relativamente buena, y jamás ha sido usada en este contexto
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Así pues, algunos de los países pobres no han querido usarla entre su población, o bien han sido lentos en aprobar su uso
El gobierno de Estados Unidos (EEUU) quiere retomar su posición como un país líder en la respuesta a la COVID-19. De acuerdo con Reuters, el gobierno de Joe Biden se comprometió a comprar y distribuir más de 500 millones de vacunas Pfizer, suficientes para proteger a 250 millones de personas. Las donaciones se harán entre países pobres, y requerirá una inversión de tres mil 500 millones de dólares (mdd). El anuncio lo hizo antes de viajar a la reunión de G7.
De hecho, se espera que el presidente estadounidense invite al resto del Grupo a seguir su ejemplo y donar vacunas a los países que no han podido comprarlas. Estas dosis se darán a las 100 naciones más pobres del mundo, y constituye la donación única más grande que se ha hecho desde que inició la pandemia. También se aclaró que propuesta busca salvar vidas, no para buscar favores. Anteriormente, Washington ya había cedido 80 millones de unidades.
La misma Pfizer, a través de un comunicado, dio otros detalles sobre el plan de donación para estas vacunas. De acuerdo con el laboratorio, el precio que se le dió a la administración fue “sin fines de lucro”. Asimismo, aclaró que las primeras 200 millones de dosis serán entregadas este mismo 2021. El resto se enviarán durante la primera mitad de 2022. También dijo que se contarán en su compromiso de entregar dos mil millones de unidades a los países pobres.
Vacunas, una moneda de cambio en el entorno geopolítico
Por más que la administración de Biden lo niegue, esta donación tendrá un enorme impacto en el posicionamiento de EEUU ante el resto del mundo, aún si no se pedirán favores concretos. Como recuerda Global News, el ahora ex-presidente Donald Trump llevó su filosofía “America-First” a la distribución de vacunas, prometiendo proteger a su población primero. Lo anterior dejó la puerta abierta para que otros agentes del escenario internacional llenaran ese vacío.
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China y Rusia son quienes más se aprovecharon de esta política. De acuerdo con NBC, los dos países estaba superando a EEUU en la “diplomacia de vacunas”. Pekín y Moscú ya han enviado millones de dosis a países en todo el mundo, sin costo alguno. Algo que les está permitiendo expandir su influencia, y sumando a varias naciones de África y las Américas a sus causas geopolíticas. La donación de la mano de Pfizer podría ayudar a voltear esta situación.
Sin embargo, haber elegido justamente estas vacunas para su estrategia de donación podría haber sido una mala decisión de parte de EEUU. Según NPR, desde noviembre pasado se advertía que, por la complejidad logística de almacenar, transportar y aplicar la fórmula de Pfizer, no llegaría pronto a países pobres. Y según Strait Times, el mismo laboratorio dijo que muchas naciones pobres ni siquiera pidieron unidades por temas de aprobación y producción.
El entorno de los países pobres
Aún si el plan de EEUU no saldrá como lo espera, es necesario que se haga algo para llevar más vacunas a naciones de menores recursos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió a mediados de mayo a los países ricos detener los planes de inmunización a niños y jóvenes. Esto, porque considera más urgente que se proteja a la población adulta en las zonas menos afortunadas, que siguen siendo afectadas por la COVID-19 y podrían crear mutaciones.
Por desgracia, han sido pocos los países que han respondido a este llamado. Una de las grandes excepciones ha sido México, parte de las 20 naciones más ricas de todo el mundo. El gobierno prometió en enero que cedería parte de sus cargamentos a zonas menos afortunadas en el planeta. Algo que inmediatamente provocó el enojo de la población, que exigió que se le administrara primero las dosis a la población antes de pensar en las personas de otros lados.