La marca alemana que acaba de celebrar este lunes su primer siglo de vida la querido compartir la celebración con todos sus empleados, por lo que de forma simultanea se conectaron las 30 fábricas de BMW a nivel mundial, para ver a través de los monitores lo que sucedía en la arena Olympiahalle de Múnich.

En el recinto se encontraban sus dos grandes accionistas, Susanne Klatten y su hermano Stefan Quandt, loa altos directivos de la marca y 2.000 empleados que fueron invitados a la gran fiesta a la que no pudo asistir la canciller Angela Merkel, por una cumbre extraordinaria en Bruselas, pero que fue representada por el ministro de Transportes, Alexander Dolbrindt.

Y es que BMW se ha convertido en una empresa representativa de los productos alemanes a nivel mundial, que se inició hace 100 años, cuando un grupo de empresarios creo la Bayerische Motorenwerk (Fabrica de aviones de Baviera), que luego se refundó como Bayerische Motoren Werke (Fábrica Bávara de Motores) en 1922, cuando además adopto su famoso logo con los colores del Estado alemán de Baviera.

A pesar del éxito del que gozan en la actualidad, BMW estuvo a punto de quebrar en 1959 y ser absorbida por Daimler Benz, pero a último minuto, uno de sus socios, Herbert Quandt, arriesgó su fortuna para que ello no sucediese, al inyectar gran parte de ésta a la empresa. A partir de allí comenzó un gran ascenso para la automotriz teutona.

A la muerte de Herbert Quandt en 1972, el imperio fue heredado por su viuda Johanna y sus hijos Stefan y Susanne, y tras el fallecimiento de Johanna, los hijos son los principales accionistas y Susanne, que utiliza el apellido de su esposo Jan Klatten, es la mujer más rica del país, gracias al 47 por ciento de las acciones que detenta junto a su hermano.

Como primicia durante las celebraciones que han tenido lugar hace pocas horas y que se ha presentado bajo el claim Vision next 100 Years, se ha presentado un espectacular prototipo con el que busca revolucionar el sector del automóvil.

Es un automóvil de lujo, de casi cinco metros de largo y que utiliza el sistema BMW i8. No presenta ni volante y consola central, para dar espacio a lo que se asemeja a una cómoda sala de estar, en la que sus ocupantes pueden girar los asientos para mirarse entre sí.

Y es que como señalaba el consejero delegado del grupo, Harald Krüger, los coches autónomos y sin conductor protagonizaran este sector en los próximos 100 años. “La búsqueda constante de una mejor solución está en nuestros genes. Este espíritu se refleja en el camino de nuestra cooperación y se ejecuta a través de nuestra cultura corporativa y de gestión”, explicaba Krüger,

BMW tiene 116.000 empleados a nivel mundial y en 2014 cerró con un volumen de negocios de 80.000 millones de euros.