El apagón analógico, podría decirse, es dar un paso hacia el futuro en la emisión de la señal de televisión abierta ahora digital, con mayor calidad, definición y nitidez. Algo que solo se podía ver, hace algunos años, en películas de ciencia ficción.
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La salida al mercado de los televisores HDMI dio paso a acelerar el proceso de cambio de señal. México, donde la mayor parte de la población solo tiene acceso a la televisión abierta y no tiene acceso a televisores de alta definición, está en un “problema”: el cambio no tardará mucho.
Lo que se está fraguando es: si el Gobierno cambia la señal de televisión y no puedes comprarte una pantalla, que te la pague. Obvio no será así, entregarán convertidores de señal.
Con esta medida mitigarán el reclamo, legítimo, de la mayoría para continuar con el único acceso al entretenimiento e información que tienen a su alcance y gratis.
Adré Bretón, padre del surrealismo, definió a México como un “país de contrastes”, donde la línea divisoria de los súper ricos y los súper pobres es muy estrecha.
Con el apagón analógico no nos quedamos sin tele, tenemos que comprar una nueva o ir por nuestro codificador.