El pasado 22 de marzo se celebró el Día Mundial del Agua.
Se celebra cada año como una manera de llamar la atención sobre la importancia del agua dulce y por la defensa de un manejo sustentable del recurso. También se trata de tomar medidas para hacer frente a la crisis mundial del agua, en apoyo del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6 *: agua y saneamiento para todos para 2030.
*(El 25 de septiembre de 2015, en la ONU y como parte de la “Agenda 2030”, los líderes mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible).
Estamos ya a 7 años del 2030 y, tal como se ven las cosas, tanto por la apatía de muchos responsables en todos los ámbitos, como por los intereses políticos de los que están “al mando”, estamos muy muy lejos de conseguirlo.
Por lo que yo les pregunto: ¿Podríamos decir “celebró”?
Entre dos mil y tres mil millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a servicios básicos de agua potable y saneamiento (problema que se agravará en las próximas décadas)
Más de dos mil 300 millones de personas no tienen acceso a instalaciones básicas para lavarse las manos (algo tan “simple” que tal vez no valoramos en su real dimensión)
La falta de acceso al agua potable y saneamiento básico impacta significativamente en la salud y el bienestar de las personas, especialmente en las comunidades más pobres y marginadas
Se estima que la población urbana que sufre escasez de agua llegará a dos mil 400 millones de personas
La falta de agua potable puede aumentar la propagación de enfermedades transmitidas por el agua, como la diarrea, y la falta de saneamiento adecuado puede provocar la acumulación de residuos y la contaminación del agua
Se está ejerciendo una presión cada vez mayor sobre los recursos hídricos del mundo.
Ya no quiero marearlos con tantos datos que son tan graves. Lo que está sucediendo es evidente y necesario que lo reconozcamos. Sobre todo reconocer el VALOR REAL del agua.
No es lo que te llega en el recibo. Es mucho más que eso. Es un recurso limitado (muy) y valioso.
¿Sabías que el agua ya opera en la Bolsa de Nueva York?
Ya cotiza en Wall Street, tal como otros recursos (como el petróleo y el oro). Está vinculada al índice Nasdaq Veles California Water (NQH20) y es un indicador de los precios del futuro del agua en California.
Esto lo hicieron para que los agricultores de California puedan protegerse contra la escasez del recurso en caso de periodos largos de sequía, en donde las personas que hayan adquirido “futuros de agua” recibirán dinero para compensar la falta de agua.
¿Alguién de ustedes tiene ya un contrato de futuros de agua en Wall Street?… ok, lo suponía.
No podemos ser solamente simples espectadores, pasivos frente a lo que está sucediendo. Sabemos que nuestra labor como mercadólogos y publicistas puede ser muy poderosa si damos el mensaje adecuado en los medios adecuados, sobre todo porque trabajamos en el ámbito de la persuasión y de la conciencia de las personas.
¿Qué podemos hacer para aliviar la problemática alrededor del agua? ¿Qué nos toca?
Mucho, si funcionamos de manera coherente con las marcas con las que trabajamos, invitándolas a que no solamente comuniquemos que estamos comprometidos con el medio ambiente y el uso eficiente del agua, sino que haya acciones reales.
Mucho, si comunicamos dentro de un marco ético y profesional, sin dar prioridad a los fines económicos, sino al objetivo humano de las marcas: las personas (el dinero llegará, más temprano que tarde, cuando la gente vea que no los identificamos solamente como un signo de pesos, sino como personas a las que les satisfacemos una necesidad y, además, ayudamos a que exista un futuro prometedor y en beneficio de todos).
Mucho, si promovemos que las marcas se conviertan también en agentes de cambio.
Pero, aquí el maldito “pero”:
Muy poco, si permitimos (por ganarnos la cuenta) que nuestro cliente, ya sea Gobierno o iniciativa privada, siga dando discursos inútiles por “quedar bien” con sus públicos de interés o haciendo inútiles campañas propagandísticas, vestidas de “comunicación social”, más hechas para acabarse el presupuesto con los “cuates” o con fines electorales.
Ahora o nunca. Esto no es ciencia ficción y la problemática del agua la tenemos hoy. O actuamos o dejamos que siga su camino. Luego no chillen, ¿eh?