Mucho se ha hablado en las últimas semanas de temas negativos, mismos que están pasando factura al estado emocional de todos. Es tiempo de dejar esta red temática y escribir historias que nos permitan ver hacia adelante con más empaque y determinación.
La primera pregunta de este proceso de reconstrucción social y nuevas narrativas adaptadas a la emergencia que vivimos es, ¿para qué queremos contar esa historia y revisar si es permisible o no?
La frase de Maya Angelou, poeta, educadora y novelista que dice que: “La gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que le hiciste, pero nunca olvidará lo que le hiciste sentir”, se ajusta debidamente a esta propuesta de renovación comunicacional.
La historias que nosotros los comunicadores estamos llamados a diseñar van desde encontrar a los nuevos héroes, proteger a los benefactores y potenciar a los beneficiarios de las mismas, pero siempre liderados por alguien que nos mueva, que nos comprometa.
Si las empresas en estos momentos están transformado sus tareas de producción, cambiando su modelo de negocio y elaborando nuevos productos dirigidos a cubrir las nuevas necesidades de los clientes, ¿por qué los comunicadores no deberíamos hacer lo mismo impulsando nuevas historias?
Revisemos estos ejemplos:
Los hoteles ahora son hospitales y zonas de alojamiento para personal sanitario. Tesla, ahora promueve ventiladores como muestra de apoyo y es liderada personalmente por su CEO, Elon Musk y la Ford empezó la fabricación de respiradores. Algunos bancos lanzaron campañas como esta: ¨BBVA se mueve para que tu no te muevas¨, y edificios destinados a exposiciones, son ahora refugio y área de atención para pacientes.
Sin duda, el solo nombre de una empresa representa toda una declaración de intenciones, de ahí que debemos respaldar nuestras historias con instituciones con reputación bien ganada y que se muestren al mismo tiempo sensibles, conscientes del tema que nos domina por ahora.
Tuvimos la fortuna de dialogar con Sebastián Cebrián, un referente de la comunicación organizacional en España quien nos compartió atinadas recomendaciones sobre lo que vendrá para la comunicación post-pandemia, destacando que debemos de hacer una comunicación sincera, directa, amigable, que no sea solo comercial pero que tampoco sea estridente o que dramatice.
“Compartir información contrastada y veraz bajo un tono emocional neutro y en dosis soportables”. Contrarrestar información sobre la crisis, sí, pero con otros contenidos. Debemos, decía Cebrián, hablarle a la ciudadanía y hablar de ciudadanía.
Estas expertas recomendaciones me han llevado a reforzar hoy el pensamiento de que los comunicadores tenemos una tarea titánica por delante en la construcción de nuevos modelos de convivencia, así como coadyuvar en la contribución del nuevo tejido social vertebrando e integrando a los actores que nos sacarán adelante.