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Comunicación inteligente y estratégica para lidiar con un líder como Donald Trump Foto: Especial
Felix Ramirez

Comunicación inteligente y estratégica para lidiar con un líder como Donald Trump

Manejar a una figura como Donald Trump desde una perspectiva de la comunicación y las relaciones públicas requiere una estrategia única

En las últimas semanas hemos sido testigos del actuar y comunicar de una figura y un líder con un poder casi interminable por los próximos cuatro años como lo es el presidente de Estado Unidos, Donald Trump.

Un líder que basa su figura en el poder absoluto sin dejar cabida a otras opiniones más que la suya.

Hemos visto como “emboscó” en la oficina oval a un presidente de Ucrania que está en guerra, Volodymir Zelenkyy con quien, en lugar de apoyarlo contra el enemigo histórico de Estados Unidos, Rusia, ahora pareciera que este último es su aliado.

México y Canadá socios comerciales por décadas ahora se enfrentan a un muro que se resigna a romper los tratados de libre comercio para “proteger la economía americana” y no solos eso, ahora el Sr. Trump desea adquirir Groenlandia, controlar el Canal de Panamá y cambiar el nombre de Golfo de México por el de Golfo de América.

Hace unos días anunció que impondrá aranceles del 25% a todos los productos que sean producidos en México y Canadá, aun cuando esto se condicionó a que México hiciera más esfuerzos para detener la migración ilegal y el trasiego de drogas peligrosas como el fentanilo.

Es claro que la imposición de estos aranceles traerá un impacto inflacionario en el corto plazo para el consumidor americano y en el largo, para nuestra economía mexicana que tanto dependemos de la exportación de productos automotrices, agrícolas y de manufactura.

Ante todo, este panorama, ¿cómo lidiar desde la comunicación y las relaciones públicas con un personaje como Trump que un día dice una cosa y otro día dice otra? Y que tiene una resonancia a nivel mundial tantos en medios tradicionales como en las redes sociales.

Recuerdo que en mi época corporativa de comunicador decíamos “no te subas al ring” “no te enganches” porque vas a perder, por lo que debemos manejar con inteligencia y estrategia este tipo de discursos y personajes de la política.

Manejar a una figura pública como Donald Trump desde una perspectiva de la comunicación y las relaciones públicas requiere una estrategia única debido a su estilo de comunicación impredecible, su fuerte presencia en los medios y su capacidad para controlar las narrativas.

Debemos de entender su manual de comunicación, Trump se nutre de la controversia, la repetición y los mensajes directos, aprovecha los ciclos de los medios de comunicación, a menudo estableciendo la agenda con declaraciones provocativas y disruptivas. Se posiciona como un outsider o un disruptor, lo que resuena y provoca un gran eco con su base electoral.

Como lo mencionaba anteriormente, debemos decidir si respondemos ante una provocación o la desviamos. Si nos involucramos directamente, debemos tener una respuesta clara, objetiva y sin emociones.

Evitemos los ataques y ofensas personales, ya que ello solo genera rechazo y no lleva a ninguna solución. Generalmente ignorar los comentarios incendiarios impide darles más tracción y la viralización y eco de esos comentarios alarmistas bajan de nivel.

No debemos permitir que en este caso Trump dicte la conversación, hay que enmarcar los problemas en sus propios términos, utilicemos mensajes preventivos para anticiparnos y establecer expectativas antes que él lo haga.

Los medios alternativos como las redes sociales y los influencers son un gran aliado y son muy efectivos para transmitir nuestros mensajes, ya que un líder tan poderoso como Donald Trump domina los ciclos noticiosos tradicionales.

Es conocido que Donald Trump cambia sus mensajes en cuestión de horas, por lo que debemos contar con un equipo de comunicación capaz de actuar rápidamente ante nuevos escenarios, la agilidad de respuesta o de acción en tiempo y forma es crucial, por ello es determinante monitorear las tendencias de las conversaciones para anticiparnos a posibles ataques o cambios en la narrativa.

Evitar seguir las reglas del presidente Norteamericano, reformulemos la crítica en fuerza u oportunidad, un claro ejemplo es la forma como ha actuado la presidenta Claudia Sheinbaum, manteniendo la calma, haciéndole ver con datos claros y contundentes que sus decisiones comerciales sobre los aranceles afectarán directamente a la base electoral de Donald Trump.

Si llevamos este caso al plano de las marcas, recordemos aquella campaña comercial que lanzó la marca de ropa deportiva Nike.

En 2018, Nike lanzó una campaña publicitaria en la que aparecía Colin Kaepernick, el exmariscal de campo de la NFL conocido por arrodillarse durante el himno nacional para protestar por la injusticia racial.

El lema de la campaña era: “Cree en algo, incluso si eso significa sacrificarlo todo”. Donald Trump había criticado con frecuencia a Kaepernick y a otros atletas por arrodillarse, calificándolo de antipatriótico.

Dada la influencia de Trump, Nike corría el riesgo de alienar a una gran parte de los consumidores y atraer ataques directos de él.

La estrategia de relaciones públicas que llevo a cabo Nike para navegar ante la influencia de Trump fue ser dueño de la narrativa desde el principio, enmarcó la campaña como una postura audaz sobre la justicia social antes de que la oposición pudiera definirla.

Reforzaron el mensaje a través de su marca Just Do It, haciéndolo sentir como una extensión natural en lugar de un cambio político.

Después de que se emitió el anuncio, Trump criticó a Nike y algunos conservadores quemaron sus productos Nike. La marca no se involucró en una pelea directa con Trump.

En cambio, se centraron en el abrumador apoyo de los consumidores más jóvenes y los atletas. En lugar de tratar de complacer a todo el mundo, Nike redobló la apuesta por su público principal: Consumidores jóvenes, diversos y progresistas, mientras que algunos grupos demográficos de mayor edad boicotearon, las ventas de Nike aumentaron un 31% en los días posteriores al lanzamiento de la campaña.

Nike no se involucró en una guerra de palabras con Trump. En cambio, celebridades, atletas (LeBron James, Serena Williams) y activistas apoyaron la marca, creando relaciones públicas orgánicas y con gran impacto.

A pesar de la controversia a corto plazo, el valor de mercado de Nike aumentó en 6.000 millones de dólares en cuestión de semanas.

La campaña consolidó a Nike como una marca con conciencia social que asume riesgos, atrayendo a los consumidores de la Generación Z y millennials.

En conclusión, las lecciones clave en las relaciones públicas al manejar los ataques de Trump

  • Hay que ser proactivo, no reactivo. Definamos el mensaje antes de que lo haga Trump.
  • No hay que dejar arrastrarse por su libro de jugadas. Nike nunca se relacionó directamente con él.
  • Conoce muy bien a tu audiencia. Nike se apoyó en su grupo demográfico más joven en lugar de tratar de apaciguar a los críticos.
  • Deja que otros sean tus mensajeros. En lugar de luchar contra Trump, Nike dejó que los iconos culturales y los clientes dieran forma a la respuesta.

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