Por Israel Zepeda
Si dos cabezas piensan mejor que una, Āæpor quĆ© no tener tres o mĆ”s?
En 1931, Carl Leammle, directivo de Universal Pictures, declarĆ³ que “tratar de que el pĆŗblico se trague la publicidad al abrumar sus ojos y oĆdos con ella, provocarĆa un rechazo que con el tiempo comprometerĆa sus negocios”. Hoy, diversos factores como el cambio de hĆ”bitos en el consumidor, sumado a la democratizaciĆ³n de los medios por parte de internet y a la personalizaciĆ³n de los medios audiovisuales, han orillado a los anunciantes a mejorar sus estrategias de comunicaciĆ³n de tal manera que no resulten intrusivas ni oblige a consumirlas, sino que invita a un viaje de sensaciones y experiencias, apoyados de estrategias listas para impactar en donde quiera que se estĆ©.
Cada vez se puede observar cĆ³mo los anunciantes requieran de estrategias mĆ”s integradas y acordes a los tiempos actuales. Los nuevos medios, los renovados usos de los canales convencionales, las tecnologĆas recientes, asĆ como la gran necesidad de las empresas por comunicarse con sus pĆŗblicos han hecho de este concepto la piedra angular en diferentes estrategias de comunicaciĆ³n.