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La OCDE estima que las empresas legítimas pierden aproximadamente 1.7 billones de dólares anuales debido a la falsificación y la piratería.
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El fenómeno de los productos pirata, cada vez más sofisticados, representa un desafío significativo para la economía y la seguridad de los consumidores.
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El skincare es una de las categorías más vendidas a nivel mundial.
Una usuaria aprovechó las ofertas del Buen Fin para resurtir su rutina de cuidado de la piel, pero terminó denunciando que uno de los productos que compró en Amazon era falso. A través de un hilo en X, la cuenta compartió imágenes y una descripción detallada comparando el producto recibido con el original, asegurando que las diferencias eran evidentes.
Hoy día, las redes sociales se han convertido en una herramienta clave para que los consumidores compartan sus experiencias de compra, tanto positivas como negativas, y alerten a otros sobre posibles problemas.
Además, estas experiencias compartidas no solo ayudan a los consumidores a tomar decisiones más informadas, sino que también obligan a las marcas y tiendas en línea a mejorar su transparencia y servicio al cliente. La presión social que generan las publicaciones virales puede forzar a las empresas a resolver problemas rápidamente y a asegurarse de que sus productos sean de calidad y auténticos.
En ese sentido, en los últimos años, el mercado de productos pirata ha experimentado una notable evolución, incrementando no solo en volumen, sino también en la sofisticación de sus imitaciones. Esta tendencia preocupa a consumidores y autoridades por igual, ya que las falsificaciones están alcanzando niveles de calidad que dificultan su identificación, lo cual constituye un grave engaño para los consumidores.
Según informes de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), las incautaciones de productos falsificados representan un desafío significativo para la economía global. En particular, los productos de cosméticos constituyen el 46% de las incautaciones de productos falsificados peligrosos, seguidos por prendas de ropa (18%) y juguetes (17%). Además, los informes del Foro Económico Mundial señalan que el comercio electrónico ha facilitado el aumento de las falsificaciones, con un incremento notable en la venta de estos productos a través de plataformas en línea, especialmente durante la pandemia.
Compró skincare en el Buen Fin en Amazon y asegura que es pirata
Una usuaria llamada @yaddddds compartió su experiencia comprando productos de skincare durante el Buen Fin, donde aprovechó para adquirir una crema anti-rojeces de Bioderma en Amazon, supuestamente vendida por su tienda oficial. Sin embargo, al recibir el producto, notó varias inconsistencias que la llevaron a sospechar que se trataba de una falsificación.
“Como adulta independiente con rosácea quise aprovechar los ofertones del Buen Fin para comprar una crema anti-rojeces de Bioderma en Amazon, vendida y enviada por su tienda oficial. Todo parecía confiable… pero cuál fue mi sorpresa: ¡la crema se veía de dudosa procedencia!”, relató.
Según su experiencia, la caja del producto llegó maltratada, el empaque era de baja calidad y presentaba errores en los textos y etiquetas. Al comparar la crema que compró directamente en una farmacias, encontró diferencias notables en el diseño.
Molesta por la situación, decidió comprar el mismo producto en una farmacia y realizó una comparación directa entre ambos empaques. “Las imágenes hablan por sí solas. ¿Por qué Bioderma haría empaques chidos y empaques chafas?”, cuestionó.
El caso ha generado debate entre usuarios sobre la calidad y autenticidad de productos vendidos en plataformas digitales, incluso cuando provienen de tiendas oficiales. Aunque no culpa directamente a Amazon, propone que regularicen mejor a sus vendedores, pues le parece injusto pagar 500 pesos por un producto que probablemente sólo vale 20 pesos.
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