Durante la jornada de este martes, las acciones de McDonald’s Corp cayeron 3 por ciento. ¿La razón? La marca se quedó por debajo de las expectativas de Wall Street por primera vez en dos años en lo que respecta a las ventas registradas en el mercado estadounidense.
De acuerdo con datos IBES Refinitiv, la que es considerada la mayor cadena de comida rápida en el mundo, aunque durante el tercer trimestre las ventas de la marca en Estados Unidos crecieron 4.8 por ciento, se trata de un incremento inferior al 5.17 por ciento esperado por los analistas, lo que a decir de los expertos responde a la fuerte competencia que la marca enfrenta en el mercado de fast food, mismo que durante los últimos años ha adoptado una tendencia más saludable con propuestas de menús vegetarianos o bien la comercialización de hamburguesas y demás productos con carne vegetal o sustitutos de res.
Nuevas opciones, nueva estrategia
A decir de especialistas como Andrew Charles, analista de Cowen, McDonald’s llegó tarde a la tendencia que ahora sus competidores parecen comenzar a dominar ante un consumidor que busca opciones más saludables en términos de alimentación.
De esta forma, con el objetivo de revertir un menor flujo de clientes y hacer frente a sus competidores, McDonalds apostó por la modificación de sus 14 mil puntos de venta en Estados Unidos para adaptarse a las compras digitales, en donde destaca la asociación con algunas apps de entrega a domicilio como GrubHub, UberEats y DoorDash.
La apuesta por conquistar el consumo digital incrementó en 2 por ciento los costos de operación para alcanzar cerca de 3 mil millones de dólares, lo que fue factor para que la empresa reportara un beneficio neto de 1607,9 millones de dólares durante el tercer trimestre de 2019, lo que supone una caída de 2 por ciento en comparación con el mismo periodo del ejercicio anterior.
Es importante mencionar que entre julio y septiembre de este año, la multinacional elevó un 1 por ciento su facturación para alcanzar los 5.430,6 millones de dólares. No obstante, de esta cifra los ingresos procedentes de restaurantes propios disminuyó 4 por ciento (para llega a los 2.416,6 millones de dólares), mientras que los originados por las franquicias se elevaron en 5 por ciento (3.014 millones de dólares).
El cambio palpable en fast food
El incumplimento de las expectativas de los analistas sobre el rendimiento de Mcdonald’s revela la necesidad de las marcas que se desarrollan en este sector por adaptarse a un nuevo consumidor que busca en cada vista a un restaurante fast food algo más que los clásicos productos que llevaron a la cima a estas organizaciones en la década de los 90’s.
Sólo para darnos una idea basta con reconocer que en Canadá, el 30 por ciento de los consumidores demanda a los restaurantes fast food una mayor oferta de alimentos healthy, mientras que un 23 por ciento demanda ensaladas, situación que llama la atención si se considera que sólo el 15 por ciento de los mismos exige bebidas para adultos (alcohólicas), de acuerdo con datos de Statista.
Situación similar sucede en el mercado estadounidense, en donde el 24 por ciento de los comensales asegura que al visitar un establecimiento de comida rápida usualmente elige el menú ‘saludable’.
En el caso del mercado latinoamericano, los consumidores aseguran que entre los factores que influyen en sus decisiones de compra relacionadas con su alimentación, los atributos cien por ciento naturales de los alimentos (64 por ciento), sabores naturales (60 por ciento) y procesos de elaboración que incluyan frutas y verduras (55 por ciento), son vitales para favorecer a un establecimiento o una marca sobre la competencia.
Es probable que el crecimiento y bienestar del sector fast food no necesariamente se encuentre en adoptar las nuevas tecnologías; todo apunta a un reto mayor en donde las marcas de dicha industria tendrán que encontrar la forma de emparejar su oferta tradicional con una propuesta más saludable, situación que no es nada sencilla si consideramos que por décadas los términos “comida rápida” y “saludable” fueron entendidos por el consumidor como antónimos.