Todos conocemos marcas capaces de hacer verdaderamente “la diferencia” a la hora que un cliente o prospecto toma una decisión de compra. Tal pareciera que fueran un poderoso imán, capaz de atraer consumidores, casi de manera automática y sin cuestionamientos, guiándolos únicamente por “el magnetismo” de la buena voluntad hacia el producto y los atributos que representa.
Es cierto que el branding es un proceso enfocado a desarrollar y construir una marca, incidiendo directamente en el valor de la misma. Sin embargo, va más allá. El branding comienza con la consistencia en la presentación de una compañía, sus activos, identidad institucional y estrategia corporativa, partiendo de los símbolos gráficos y metáforas para convertirse más en una uniformidad cultural que los clientes, prospectos empleados y socios, puedan reconocer y valorar.
Es fácil saber que entre más reconocida y valorada sea tu marca, más trabajará a tu favor. Es decir, un producto asociado a una marca poderosa genera clientes más leales, prospectos con mayor “buena voluntad”, mejora el valor percibido y añade satisfacción a la compra y uso del mismo, entre muchas otras cosas.
Uno de los principales factores que influyen para que una marca sea más valiosa, relevante y se diferencie de su competencia, es el posicionamiento de la misma en la mente de los consumidores.
Posicionar es diferenciar la marca en la mente de consumidores y prospectos y, se construye a base de moldear la percepción de la misma. Es decir, comprende la acción de diseñar un lugar diferenciado para la oferta e imagen de una compañía (y sus productos o servicios) en las mentes de sus clientes, proyectando lo que quiere lograr y lo que quiere significar para ellos, modelando así sus puntos de vista y opiniones.
A continuación menciono 3 puntos básicos que pueden contribuir de manera significativa en el desarrollo, construcción y diferenciación de una marca en la mente de nuestros clientes:
1) Crece la marca desde adentro
Si bien, en marketing hay que pensar todo el tiempo en los clientes, el branding debe comenzar desde adentro de la empresa. Debe reflejar la suma de toda la compañía, su cultura organizacional, su identidad institucional, la estrategia corporativa. Tiene que ver con la pasión, con la historia que queramos contar y con la causa que motiva nuestra empresa.
2) Énfasis en lo intangible
A pesar de que el juego se trata de “vender más productos”, muchas veces la relevancia de los “tangibles” queda relegada a un segundo plano. Factores como el de ofrecer mayor valor induciendo a nuestros clientes a tener una mejor percepción de nosotros y generar una mayor satisfacción para sus expectativas (que nuestra competencia), van de la mano y ayudan a diseñar, construir y gestionar la identidad, equidad, posicionamiento, atributos y promesa de marca.
3) Es un trabajo de todos
El branding, no es un trabajo exclusivo del departamento de mercadotecnia. Es un proceso que todos deben nutrir, cuidar y, de alguna manera, gestionar. Si el branding se detiene o se desvía, la marca puede pasar a ser algo inerte, una etiqueta, un nombre de producto o un simple logotipo. Es por eso que todos deben “trabajar la marca”, cada quien desde su función o actividad, con su granito de arena, convirtiéndose en embajadores que la difunden y al mismo tiempo resguardan el correcto uso de cualquier elemento asociado a la misma.
Así pues, una marca que esté bien gestionada y bien posicionada será un elemento de gran valor para nuestra empresa, el cual nos facilitará (a mediano y largo plazo) nuestro trabajo, ya que, a través de ella, podremos incrementar el vínculo emocional de nuestros clientes hacia nuestros productos. Me gustaría mucho conocer tu opinión. Nos vemos en este espacio la próxima semana para platicar de otros temas interesantes. Comparte tus comentarios en este espacio y sígueme en @carlosluer.