Esperar demasiado en las filas de un supermercado puede hacer que toda la experiencia de compra sea un verdadero desastre. De poco sirve todo el empeño que el dueño de una tienda ponga en organizar de la mejor manera el punto de venta para que el cliente se sienta cómodo, si luego “echa raíces” esperando que le cobren.
Según señala la publicación académica The Conversation en su artículo “There’s a mathematical formula for choosing the fastest queue”, hay posibilidad de optimizar la espera eligiendo bien la fila que se va a hacer según algunos parámetros estadísticos.
El artículo, realizado por Nicos Georgiou y Enrico Scalas, citando a expertos en estadística de la Universidad de Sussex, Reino Unido, hay distintas variables a tener en cuenta.
Una de ellas es la distribución del tiempo de servicio. “Por ejemplo, si los dos cajeros son igual de eficientes y en una fija corta hay dos carros repletos de comida, mientras que en otra más larga hay mucha más gente con canastas, pero con pocos productos, la cola corta ya no resulta tan conveniente”, detalla BBC Mundo, que reprodujo el artículo.
Esta variable mide cuánto tiempo tardará un cliente en ser atendido y tiene relación con otra investigación, en este caso hecha por Desmos, una organización estadounidense que promueve el aprendizaje y la pasión por las matemáticas. Allí se detalla que “lo que consume más tiempo en la fila del supermercado son los intercambios de palabras amables”. Según una evaluación hecha en California, en cada transacción se pierden 41 segundos hablando con el cajero. Si le añade 41 segundos a cada cliente que lleva una canasta, aunque tenga menos productos, el tiempo se hace más largo.
Según Desmos, otro consejo es ir a las filas de la izquierda. ¿Por qué? La mayoría de los clientes son diestros y tienden naturalmente a girar hacia la derecha.
Otro dato: si la cajera es mujer, mejor. “Puede parecer sexista, pero, según varios análisis, las cajeras mujeres parecen ser más eficientes para procesar y registrar transacciones”, detalló Robert Samuel, fundador de Same Ole Line Dudes.
Hay más. Para A. J. Marsden, una profesora de psicología del Beacon College, en Estados Unidos, la edad de la gente en la fila es clave. Las personas mayores suelen demorarse más porque –en general–tienen dificultades para pagar con tarjeta de crédito o en buscar el dinero justo, le dijo al NYT.
Otro punto importante: analizar qué compran los otros clientes. “Seis botellas de un mismo producto, por ejemplo, se procesan más rápido que seis productos diferentes, o, si hay muchas frutas y vegetales que se venden por peso, esto demorará más si su peso se calcula en la caja”, dicen los investigadores.
Esto es importante: no conviene ir a las cajas donde el cajero no vea el final de la fila. Una investigación de los profesores Niederhoff y Masha Shunko de la Universidad de Washington y Yaroslav Rosokha de la Universidad de Purdue, de 2016, dice que se demoran más los cajeros cuando no ven cómo su trabajo hace que la fila tenga menos gente. Suena lógico.
